PRSC en el filo
Primero, bajo la dirección de su líder y fundador, el doctor Joaquín Balaguer, y luego a través de otros presidentes y partidos de los que, indistintamente, ha sido aliado electoral, el PRSC se las ha ingeniado para siempre estar en el poder. Sin importar color –ni siquiera el blanco de su archirrival PRD que tanto adverso al doctor Balaguer-, los reformistas, ya fuera “amarrando temprano” con quien se perfilara ganador, jugando a más de un frente para cotizarse o cerrando acuerdo en las urnas al echarse la paloma, han sabido maniobrar para nunca caer abajo, y varias de sus figuras reciclarse en importantes cargos, a nivel administrativo, del Congreso y del servicio exterior. Nadie más que los reformistas han sabido hacerlo y tener el éxito personal que han tenido, aunque algunas veces haya sido a costa de dividir la organización en dos mitades, cogiendo rutas electorales distintas. Los comportamientos y realidades anteriores, que llevaron al PRSC a ganarse el mote de “partido bisagra”, ha dado pie a un desgaste progresivo de la organización política y consecuentemente a que las posibilidades de volver a ser opción se le pongan cada vez más distante a los que han expresado aspiraciones presidenciales. Por manejos torpes o pasos imprudentes de algunas de sus principales figuras– sin dudas causantes de más de una división y de que “compatriotas” de toda una vida hayan mudado sus simpatías - muchas veces se ha tenido la sospecha en amplios litorales del país de que la lucha por el control de la organización pudiera tener más un objetivo de negocio, que el propósito real, serio y firme de estructurar un proyecto con fines presidenciales. En la actual coyuntura, en la que los dos sectores que se disputan el control del PRSC han convocado para un mismo día, el 17 de septiembre y en lugares diferentes, a una asamblea de renovación de la directiva, el fantasma de la división de nuevo asoma, y la razón y la visión de los que pueden evitar por peor parecen transitar por el fila de la navaja (¿)... Por eso, el llamado o clarinada oportunos de los reformistas Alexandra Izquierdo y Modesto Guzmán, de que las partes atrincheradas unifiquen los dos eventos, y de que la base presione a los dirigentes para que se logre, no tienen desperdicio, y deberían ser oídos por las partes disidentes. ¡Ojalá!