La pregunta correcta
El sacerdote, un español de acento marcado, simpático y poco común, se para en el púlpito, apoya con firmeza las dos manos, y pregunta: ¿usted es de los que se queja porque hace muncho tiempo que nadie le da un abrazo? ¿De seguro, se pregunta por qué nadie lo abraza? Y yo le preguntó a usted, ¿a quién abrazó usted la última vez?, esa es la pregunta correcta. El sacerdote siguió con su sermón pero a mí me quedó en la conciencia el tema este de la pregunta correcta. Muchas veces, nos hacemos la pregunta equivocada, es verdad. Por ejemplo los cristianos decimos que a Dios no hay que preguntarle por qué me pasa esto a mí, sino para qué. Es decir, qué voy a aprender con esta prueba, la que sea, que me ha tocado. Pero los terapeutas también señalan la necesidad de cambiar algunas preguntas que nos hacemos. Por ejemplo, acostumbramos a preguntarnos si le gustamos a otra persona, como si eso fuese suficiente para tratar de iniciar una relación. Incluso, sacamos todas nuestras armas tratando de poner en evidencia las cualidades que nos adornan, igual que un objeto en venta que necesita ser comprado. Al fin, estamos tan ocupados por agradar que nos olvidamos de hacernos una pregunta muy importante, ¿esa persona, me gusta a mí? No solo su físico, hablo de sus valores, su familia, su comportamiento y sus pasatiempos. Si nos interrogáramos así, tal vez, no importaría tanto si esa persona se siente atraída por nosotros o no porque ya hemos decidido que quien no llena nuestros requisitos es ella. Otra pregunta que podemos cambiar es la de ¿quién podrá ayudarme para enfrentar este problema? Por otra que diga ¿cómo puedo yo cambiar esto, qué puedo hacer para mejorarlo o transformarlo? Hablo de circunstancias, lugares, trabajo, incluso, de toda nuestra vida. Cambiar la pregunta puede ser el punto de partida para muchas cosas, como llegar a la conclusión de que, en algunos casos, nosotros no podemos hacer nada más que aceptar lo que ocurre. Ahora que termino de escribir esta columna, sospecho que debí preguntarme si había escrito antes al respecto, la respuesta creo que es sí. Pero, como nada en la vida es casual, supongo que el tema surgió porque alguien necesita cambiar la pregunta que se está haciendo en este momento.