Una vocación que germinó del corazón de la familia
DESDE QUE INGRESÓ AL SEMINARIO MENOR EN 1982, EL OBISPO CASTRO MARTE NUNCA HA PARADO DE ESTUDIAR
(+) En el tiempo de su formación Jesús Castro Marte siempre fue querido y admirado por su dedicación al estudio.
Jesús Castro Marte nació en el pueblo de Guerra, en 1966, es rector de la Universidad Católica de Santo Domingo (UCSD) y fue ordenado obispo auxiliar de la Arquidiócesis Primada de América el pasado sábado 26 de agosto.
Guerra era entonces un lejano villorrio, rodeado de fundos agrícolas, pastizales y caña de azúcar. Una población pequeña y poco urbanizada, en el extremo este del Distrito Nacional, antes de emprender el camino de Bayaguana o la vieja carretera Mella, hacia San Pedro de Macorís.
Mientras los machetes brillan bajo el sol en los cañaverales y las azadas suben y bajan para surcar la tierra, en el hogar del matrimonio del agricultor Ramón Castro y Anadina Marte se refleja la luz de la fe y la esperanza.
Eran padres de siete hijos y la lucha para alimentarlos y mantenerlos en la escuela no daba tregua.
“Tuve la gracia de crecer al lado de la iglesia de mi pueblo, dirigida entonces por un santo sacerdote a quien mis padres ayudaban en su misión evangelizadora”, dice el nuevo obispo, sin olvidar que tuvo que hacer mucho esfuerzo y sacrificar largos períodos de sueño para alcanzar el éxito en los estudios superiores y eclesiásticos.
Ordenado sacerdote el 13 de junio de 1995, Castro Marte es doctor en Educación y tiene cuatro maestrías en distintas universidades de Roma y España: tecnología educativa, historia, gestión de universidades y bioética, dos de ellas en la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad de San Carlos, entre otros diplomados y estudios especializados, títulos que se suman a su vasta experiencia pastoral y docente.
Junto a monseñor Castro fueron ordenados otros dos obispos auxiliares, los monseñores Benito Ángeles Fernández y Faustino Burgos Brisman. Los tres ya han empezado a ejercer el gobierno de la iglesia local de Santo Domingo como colaboradores del arzobispo metropolitano, Francisco Ozoria Acosta.
Ozoria les impuso las manos para consagrarlos durante una ceremonia extraordinaria, pocas veces vista en la historia de América: la ordenación de tres obispos de la misma diócesis y en una sola celebración litúrgica. Unos 23 obispos del país y el exterior, y unos 350 sacerdotes y diáconos participaron en la liturgia, con la presencia de varios miles de fieles de todo el país.
La educación de mano de la fe
Monseñor Castro es el hijo mayor del matrimonio de don Ramón y doña Anadina, y su ordenación como sacerdote y ahora como obispo, ha sido la mayor bendición que la familia ha recibido de Dios y de la iglesia.
“Mi madre se consagró totalmente a la iglesia y a educarnos en la fe, pero más aún a enseñarnos a servir a los demás. Nunca se arredró ante ningún sacrificio ni servicio por humilde que fuera”.
La satisfacción de la madre es múltiple, dulce, reconfortante, y los abundantes frutos con que Dios ha coronado dignamente sus esfuerzos no sólo se evidencian en el mayor de los hijos, que además de sacerdote, rector de la UCSD y ahora obispo, se le considera uno de los clérigos mejor preparados de la iglesia local de Santo Domingo.
Cinco de sus hermanos se han dedicado a la educación. “Somos una familia de educadores, casi todos inclinados por las matemáticas”. Una de las dos hembras es ingeniera especializada en instalación de canales de televisión.
Su éxito en su carrera eclesiástica y académica no sólo le “cayó desde el cielo por voluntad del Espíritu Santo”, sino también le favoreció su condición humana, su disciplina y su recia formación académica y pastoral.
Llamado para servir
Yo vengo de una familia muy católica, fue en ese ambiente religioso de mis padres y mis hermanos en el que sentí el llamado al sacerdocio. Vivíamos al lado de la iglesia y pasábamos parte del tiempo trabajando con los sacerdotes. Todo eso influyó en nosotros, no sólo a nivel de la fe sino en nuestra formación humana, la educación y la disponibiidad para el servicio a los demás. ¿Por qué quiso ser sacerdote y no otro de los hermanos?
Dios es el que llama y el que da la gracia para consagrarse a Él, pero fue la iglesia la principal motivación y un sacerdote llamado Fernando Lora García, quien fue como un padre para mí, un amigo que siempre me apoyó. Un día le dije cuando tenía 12 años que quería ser sacerdote, y en poco tiempo preparamos mis cosas para ingresar al Seminario Menor. ¿Siempre estuvo seguro de su vocación?
Yo tenía esa inquietud y ese deseo desde mi niñez, rezaba mucho, y llegó un momento que el Señor entró tan profundamente en mí, que le dije: aquí estoy envíame. Tenía mucha fe y siempre iba con el padre a los campos. Veía su ejemplo, me motivó el testimonio del padre Lora, quien estuvo como 30 años en la parroquia. Usted ha estudiado mucho, ¿qué tan larga fue su formación?
Desde 1982 nunca he dejado de estudiar. Pasé 10 años en el seminario, dos en el menor y ocho en el mayor. Todo ese tiempo bajo el pastoreo del cardenal López Rodríguez. Su Eminencia me ordenó sacerdote y me encargó varias misiones y parroquias. Me nombró Vicario General del clero; me envió a estudiar a Roma y a otros lugares, luego me designó vicerrector del seminario mayor, y más adelante rector de la UCSD. El cardenal López fue un gran arzobispo con una profunda visión pastoral, en sus primeros 20 años creó más de 200 nuevas parroquias. Visión de la educación superior La educación superior está en un buen momento, creo que se ha progresado mucho en ese sentido en el país, gracias a los esfuerzos que hace el Ministerio de Educación Superior y Tecnología para mejorar la calidad del sistema, especialmente de los profesores. Sin embargo, creo que tenemos que mejorar muchas cosas, especialmente el aspecto de la investigacion, porque en las universidades del país nos hemos dedicado a formar profesionales, que aunque salen con grados y calidad, nos hemos quedado cortos, porque hay que dedicar tiempo y recursos a la investigación, porque ésta es la esencia de la universidad para apoyar la sociedad y realizar los grandes cambios que se necesitan.