“Un voto de confianza para Qatar”
Pequeño Gigante de la Geopolítica” es un título que le ha asentado perfectamente a Qatar, y el cual se ha ganado en base a una agresiva política comercial y diplomática, donde ha hecho gala de su irrefutable bonanza, estabilidad y dinamismo internacional.
Poco más de un mes ha transcurrido desde que el pasado 5 de junio el mundo fue sorprendido con unas medidas unilaterales adoptadas por Arabia Saudí y un puñado de naciones aliadas contra el Estado de Qatar. Esa iniciativa se basó en un bloqueo aéreo, terrestre y marítimo, con insospechadas consecuencias diplomáticas y económicas, anunciado en su momento con bombos y platillos. De hecho, resultó evidente que la intención primaria era captar el apoyo internacional, usando como principal recurso la “lucha contra el terrorismo”, y acusar al Jeque Tamim Ben Hamad Al Thani de emitir unas declaraciones hasta ahora no comprobadas, debido a que su difusión el 24 de mayo se produjo luego de que la página web del principal medio de comunicación qatarí fuera pirateada.
No tardaría mucho antes que la acusación formulada contra Qatar fuera puesta en entredicho a nivel internacional, dónde un creciente número de estadistas y analistas han optado por poner en contexto los hechos, procediendo a ponderar objetivamente el devenir de los acontecimientos e intereses en juego. Dicho ejercicio ha terminado por favorecer al pequeño emirato, dado que resulta perceptible que su creciente independencia y prosperidad durante los últimos años, han sido un elemento catalizador del creciente recelo en la región.
Desde el inicio de la crisis, la posición del emirato qatarí ha sido firme, rechazando tajantemente condenas que considera infundadas y desestabilizadoras, que busca esconder la verdadera intención trasfondo, por medio de la cual Arabia Saudí busca retomar la posición hegemónica en la región, de la cual disfrutó desde la Revolución Iraní en 1979 que depuso al Sha, Mohammad Reza Pahleví, hasta el estallido de la Primavera Árabe.
Fue justamente la difusión a través de la principal agencia de noticias de Qatar, Al-Jazeera, considerado junto a Qatar Airways como buque insignia del pequeño emirato, donde se difundieron las protestas civiles emanadas de la Primavera Árabe, provocando la ira de la monarquía saudí y de Egipto. A estos se sumarían Libia, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Yemen, cada uno con dependencia financiera, ideológica, geopolítica o militar de Arabia Saudí.
Sin embargo, a pesar de la embestida, el Estado de Qatar ha recibido el apoyo de Turquía, Alemania, Argelia, Kuwait, Sudan, Palestina, Rusia, China, Gran Bretaña, España, Irán, entre otros, quienes han manifestado su rechazo al bloqueo y han propugnado por una salida diplomática, mientras muestran su preocupación por los rasgos de intransigencia de parte de los países que atentan contra Qatar.
Lo curioso en todo esto, ha sido la admirable resistencia que las autoridades en Doha y la nación qatarí en general han demostrado durante el transcurso de la crisis, donde ha quedado patente la capacidad económica. No es para menos, al día de hoy esta nación posee el 15% de las reservas mundiales comprobadas de gas natural, lo que equivale a 900,000 millones de metros cúbicos; y fondos soberanos por un valor de 335,000 millones de dólares, para citar tan solo dos ejemplos.
Su resistencia también se debe a que su comercio exterior con las naciones que le han impuesto el bloqueo, apenas representa un porcentaje relativamente bajo respecto a sus transacciones globales, lo que termina por no comprometer su estabilidad. De hecho, las importaciones que recibe Qatar desde estas naciones no supera el 14%, mientras las exportaciones apenas alcanzan un 7.5%. Esto explica la necesidad de demonizar al pequeño emirato, para minar la confianza nacional e internacional hacia Doha.
En su defensa, Qatar ha apelado a recursos de derecho internacional, como el Tratado de Derecho Internacional del Golfo, la Carta de la Liga Árabe y las resoluciones de la ONU sobre ¨Medidas coercitivas unilaterales y medidas económicas unilaterales¨.