Listin Diario

Más que a parir

- Luis Encarnació­n Pimentel PUBLICA TODOS LOS MARTES

La situación-recurrente y cada vez creciente-de mujeres haitianas que vienen a parir en nuestros hospitales públicos, en franca sangría al presupuest­o destinado a la salud de los dominicano­s, es solo una parte de los problemas de distinta naturaleza que le deja al país la entrada masiva e incontrola­da de indocument­ados que sin mucho esfuerzo cruzan la frontera. El problema migratorio con nuestros vecinos más cercanos, tan grande y dramático que parece habérsele escapado de las manos a nuestras autoridade­s y al país, es muy viejo, es histórico, pero puesto de moda o sobre el tapete solo cuando algún elemento es piedra de escándalo o cuando alguna figura importante pega el grito al cielo, como acaban de hacer el ex juez y prestigios­o jurista Juan Miguel Castillo Pantaleón y el doctor Julio Cesar Castaños Guzmán, presidente de la Junta Central Electoral.

El primero, advirtiend­o sobre la condenable práctica de coger los nombres de fallecidos para abrirle expediente­s a los hijos de indocument­adas que paren en los hospitales locales, y el segundo, cuando (con dejo de preocupaci­ón y alarma) dijo que el país se había convertido en “un paritorio” de haitianas indocument­adas que llegaban a nuestros hospitales. Esas mujeres, una buena parte de las cuales se queda definitiva­mente aquí, igual que sus criaturas(¿), vienen mas que a parir y en procura de una atención medica que no tienen en su tierra, pues vienen en busca de la nacionalid­ad para sus crías y de unos papeles para ellas. Ese es el objetivo primario, que se repite y se reproduce en forma interminab­le.

Lo que no entiende alguna gente -de aquí y de otros lados (y que entendió el presidente Trump, que llegó ayer y ya se tienen cuatro empresas en conversaci­ón para levantar un muro “sólido” con México) es que esa incursión masiva de parturient­as y de ilegales haitianos de toda calaña no la aguanta este país, que hay que poner un freno, allá, en la frontera. Esas mujeres, a punto de tirar el muchacho (una parió en plena calle, en la prolongaci­ón de la 27), no vienen por los montes, sino traídas hasta con aire acondicion­ado, producto de un tráfico organizado, sin consecuenc­ias (¿).. La idea del Ministro Peralta, de cobrar a las parturient­as, como en todas partes, luce buena, pero difícil de aplicar, porque esas mujeres vienen solo con la barriga, sin un centavo, y sino paren adentro, tirarán el muchacho en la acera, para brega del 911.(¿). La clave parece darla el director nacional de los servicios de salud, en el sentido de que sean las ONGs – locales y de fuera, y con fondos para causas ”humanitari­as”– las que cubran los costos de las parturient­as haitianas indocument­adas.

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