Más que a parir
La situación-recurrente y cada vez creciente-de mujeres haitianas que vienen a parir en nuestros hospitales públicos, en franca sangría al presupuesto destinado a la salud de los dominicanos, es solo una parte de los problemas de distinta naturaleza que le deja al país la entrada masiva e incontrolada de indocumentados que sin mucho esfuerzo cruzan la frontera. El problema migratorio con nuestros vecinos más cercanos, tan grande y dramático que parece habérsele escapado de las manos a nuestras autoridades y al país, es muy viejo, es histórico, pero puesto de moda o sobre el tapete solo cuando algún elemento es piedra de escándalo o cuando alguna figura importante pega el grito al cielo, como acaban de hacer el ex juez y prestigioso jurista Juan Miguel Castillo Pantaleón y el doctor Julio Cesar Castaños Guzmán, presidente de la Junta Central Electoral.
El primero, advirtiendo sobre la condenable práctica de coger los nombres de fallecidos para abrirle expedientes a los hijos de indocumentadas que paren en los hospitales locales, y el segundo, cuando (con dejo de preocupación y alarma) dijo que el país se había convertido en “un paritorio” de haitianas indocumentadas que llegaban a nuestros hospitales. Esas mujeres, una buena parte de las cuales se queda definitivamente aquí, igual que sus criaturas(¿), vienen mas que a parir y en procura de una atención medica que no tienen en su tierra, pues vienen en busca de la nacionalidad para sus crías y de unos papeles para ellas. Ese es el objetivo primario, que se repite y se reproduce en forma interminable.
Lo que no entiende alguna gente -de aquí y de otros lados (y que entendió el presidente Trump, que llegó ayer y ya se tienen cuatro empresas en conversación para levantar un muro “sólido” con México) es que esa incursión masiva de parturientas y de ilegales haitianos de toda calaña no la aguanta este país, que hay que poner un freno, allá, en la frontera. Esas mujeres, a punto de tirar el muchacho (una parió en plena calle, en la prolongación de la 27), no vienen por los montes, sino traídas hasta con aire acondicionado, producto de un tráfico organizado, sin consecuencias (¿).. La idea del Ministro Peralta, de cobrar a las parturientas, como en todas partes, luce buena, pero difícil de aplicar, porque esas mujeres vienen solo con la barriga, sin un centavo, y sino paren adentro, tirarán el muchacho en la acera, para brega del 911.(¿). La clave parece darla el director nacional de los servicios de salud, en el sentido de que sean las ONGs – locales y de fuera, y con fondos para causas ”humanitarias”– las que cubran los costos de las parturientas haitianas indocumentadas.