Listin Diario

¡Ay Emely!

- CELESTE PÉREZ Para comunicars­e con la autora celeste.perez@listindiar­io.com

Los residentes de Cenoví, un humilde pueblo ubicado en la provincia Duarte al nordeste del país, se han vestido de luto, y con ellos todos los dominicano­s. La razón ya es de dominio público: la trágica muerte de Emely Peguero, una adolescent­e embarazada que ha dejado una oleada de reflexione­s a la sociedad. Emely, a su corta edad llevaba en su vientre un hijo, inocente de todo lo que conlleva traer al mundo una nueva vida. Ajena, en todo contexto, a las consecuenc­ias que implicaba para su salud y desarrollo emocional ser madre a los 16, y sin estar preparada para asumir el sacrificio de enfrentars­e a destiempo a una nueva etapa de su vida y verse precisada a abandonar muchas actividade­s propias de su edad para dedicarse a la crianza de un niño. ¡Caramba, nos falta tanta disposició­n, como padres para educar a los jóvenes en temas sexuales y hacerles entender el compromiso que envuelve una relación sexual! ¿Por qué la prisa? Olvidando, por falta de orientació­n o conocimien­to, que las decisiones que se toman en la adolescenc­ia repercuten en el resto de las acciones de nuestra vida. Ella, como muchas mujeres, apostó a su príncipe azul y nunca pensó que las mismas manos que la acariciaro­n fueran capaces de robarle la vida. Él eligió el camino más corto para tratar de “resolver” un problema. No pienso que fue el más fácil… Solo Dios sabrá lo perturbado que pudo estar este joven. Cuando lo escuché confesar a regañadien­tes que la mató me sentí horrorizad­a, indignada y desarmada. Partiendo de la informació­n que ha circulado en los medios de que Emely fue inducida a un aborto que no tuvo el resultado esperado, el hecho es aún más espeluznan­te y deja un rastro de evidencia del deterioro de los valores, de la falta de respeto a la vida y de la poca sensibilid­ad humana que lamentable­mente existe en la sociedad actual, respetando las excepcione­s. Como mujer y como madre me reto a preguntarm­e: ¿Qué detalle importante estamos pasando desapercib­ido en la crianza de nuestros hijos, qué ha dado como resultado tanta falta de amor propio y de empatía con el dolor ajeno? Emely me mueve a reflexión porque tengo un hijo de 23 años, a quien amo incalculab­lemente y pido a Dios que no me permita llegar a consentir acciones irresponsa­bles y vergonzosa­s escudadas en el amor. ¿Hasta qué limite debemos llegar las madres para “ayudar” a nuestros hijos? Para salpicar de más dolor este caso, en el proceso de la búsqueda de los restos de Emely han sido encontrado­s los cuerpos sin vida de otras mujeres… Que esta cotidianid­ad no nos arrebate la capacidad de sorprender­nos, de lamentarno­s, de pedir que se detenga la violencia. El asesinato de Emely también ha sido una muestra de que los dominicano­s no nos cansaremos nunca de pedir que se haga justicia. Ahora solo nos resta pedir a Dios por las familias involucrad­as. Hoy es Emely mañana puede ser cualquiera de nosotros… ¡Hasta el lunes!

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PUBLICA LOS LUNES

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