¡Ay… el Malecón!
Hace unos días resaltaba el trabajo de hermoseamiento del Malecón de Santo Domingo y el empeño del alcalde David Collado para rescatar ese espacio tradicional de los capitaleños… Pero le vaticiné corta vida, consciente de que está a merced de ciclones y marejadas. Precisamente en ese tramo central del malecón convertido por Collado casi en parque Mirador --entre Máximo Gómez y Churchill--, es por donde el mar lo embiste con mayor furia en tiempos de borrascas. Que ni siquiera por los ciclones, sino hasta por cualquier enojo caprichoso de la naturaleza, que lo pican y embravecen. ¿Cuántas veces hemos visto los bancos del malecón dispersos en el pavimento después de ser arrancados de cuajo por un mal tiempo? Tal vez van diez o quince veces en las últimas décadas. Pero el daño que le causó el ciclón David --el 31 de agosto de 1979--, es algo antológico: bancos enteros hechos pedazos fueron a parar a la avenida Independencia o más allá. En esa época el alcalde era Pedro Franco Badía, y el presidente de la República, Antonio Guzmán. David Collado todavía andaba en pañales, por lo que no puede recordar aquello… … Pero tal vez sea bueno decirle que esos bancos que arrancó su tocayo David del malecón, fueron hechos durante el régimen de Trujillo, con acero reforzado y hormigón vaciado y llevaban ahí sembrados no menos de cuatro décadas.
La diferencia con los bancos puestos ahora es que se trata de estructuras preconstruidas que a la vista de cualquier profano --como es mi caso--, lucen frágiles para resistir un oleaje fuerte, que ni decir ante una marejada embravecida como las que suelen levantarse en ese tramo de la costa con un huracán como el que se aproxima.
… La jardinería, peor aún
La jardinería del malecón le quedó bonita a David; es evidente que por ahí anduvo una mano paisajista de muy buen gusto. Pero está claro también que tampoco se tomó en cuenta que estamos en la ruta de los ciclones batateros --porque se arrastran-- que suelen asolar esta zona del Caribe.
La jardinería ha sido colocada en la isleta entre la cuneta y el peatonal, en la parte más baja de la avenida, por lo que luce evidente que será la parte más afectada ante el inminente oleaje anormal que empezará a sentirse probablemente desde esta misma tarde. Será lo primero en sucumbir de mantener Irma su actual trayectoria. Las luminarias --igualmente frágiles a simple vista--, también sucumbirán con los vientos huracanados de Irma, aún en el caso, como todos esperamos, de que los efectos secundarios de su enorme campo nuboso no afecten mucho la capital. No se trata de que ande animando la fatalidad porque a fin de cuentas lo más importante es concentrar esfuerzos en evitar pérdidas humanas… Pero --¡caramba!--, todos los millones invertidos en el malecón son también fondos públicos.
A prepararnos, pues…
Irma subió ayer a la categoría cinco, la escala máxima en este tipo de evento, similar al huracán David que causó miles de muertos y literalmente borró comunidades enteras y empedró zonas agrícolas jamás recuperadas. Afortunadamente la tecnología de estos tiempos permite prever con muchos días de antelación el curso de estos fenómenos de la naturaleza y aplicar medidas preventivas. Probablemente nadie como nosotros en el Caribe, exceptuando Cuba, haya acopiado mejor sus experiencias para encarar este tipo de contingencia. Tenemos que estar preparados para aplicar los protocolos de evacuación, alistar nuestros refugios, sacar a todas las personas --aunque se resistan--, de las zonas vulnerables y estar listos para lo peor…