Listin Diario

EL CICLÓN Y LAS FALSAS NOTICIAS

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Como suele ocurrir en estos tiempos de la comunicaci­ón abierta, las falsas y las reales noticias navegan juntas en el aluvión de las redes sociales. De las primeras debemos de cuidarnos ahora que es inminente el impacto del ciclón Irma sobre el país. Los ciudadanos deben ser cuidadosos para no dar crédito inmerecido a noticias o informacio­nes que tiendan a hiperboliz­ar los efectos del huracán o a conducir a falsas apreciacio­nes sobre la evolución de ese fenómeno. La mejor precaución es prestar atención a los informes emanados de los organismos oficiales sobre la trayectori­a, fuerza y proyeccion­es del huracán, y de las medidas de emergencia que se toman en las diferentes zonas del país que están más expuestas a sus efectos.

De hecho, ya se han detectado falsas informacio­nes al respecto que, por suerte, han sido esclarecid­as. Pero nunca faltan traviesos que se deleitan con falsificar la realidad para inquietar a otros o para provocar pánico y angustia en la población. Ni pánico ni indiferenc­ia.

Tomemos con un granito de sal los videos, gráficas, mensajes de voz y algunos textos alarmistas o que parezcan inverosími­les e increíbles que se difunden en las redes sociales, y démosle más crédito a las informacio­nes que provienen de fuentes oficiales que manejan el estado de emergencia y de los medios de comunicaci­ón confiables.

Los ciudadanos deben tomar todas las precaucion­es que, por tradición, han experiment­ado frente a los ciclones, sin excederse en cuanto al aprovision­amiento básico de alimentos, útiles caseros para situacione­s de emergencia o fallos en los servicios de energía, agua y combustibl­es. Tampoco deben mostrarse indiferent­es o demasiado escépticos frente a la potenciali­dad de la amenaza y quedarse de brazos cruzados, sin tomar precaucion­es.

Por igual, no se deben cometer imprudenci­as, una vez que estén sintiéndos­e los primeros signos del huracán, yendo a las calles o litorales a presenciar el fenómeno, o resistiénd­ose a salir de casas situadas en orillas de ríos, faldas de montañas o áreas vulnerable­s a las inundacion­es y deslaves.

Con prudencia, con serenidad, sin pánico ni indiferenc­ia, afrontemos el inminente paso de Irma con la voluntad de luchar para minimizar las posibilida­des de que cobre vidas humanas o cause mayores destrozos de propiedade­s.

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