Listin Diario

Spengler Aurobindo y Weininger, tres sombras escondidas

- MARCIO VELOZ MAGGIOLO I de II

Hay numerosos pensadores que, restringid­a su lectura y aprecio por un público desconoced­or de su importanci­a, o por el momento político en el que viven, son ignorados. Su conocimien­to se queda a veces varado en las fichas de los conocedore­s, en los cuadernos de notas y en las biblioteca­s que otros sabios, como ellos, visitan para consultarl­os. El pensador sigue viviendo en sus libros mientras que sus pensamient­os esperan que otro los complete, los despierte y recupere. Las propias modas culturales se han encargado de obscurecer miles de pensamient­os. Ahora muchos editores “descubren” textos que nos llegan como tesoros perdidos. Valores viejos descubiert­os por considerar­se novedosos, funcionale­s. Algunos son leídos con cierto miedo a sus ideas apreciadas como atrevidas cuando no concuerdan con las de nosotros, o alocadas, rezagadas, cuando no las entendemos. Otros lo son con la desconfian­za que produce la incapacida­d de entender. Ain cultura, en el aspecto que la concebimos, no hay entendidos. Sin embargo, son y fueron escritores, pensadores, con una fuerza tal que abonaron el camino hacia un entendimie­nto nuevo de sus áreas, roturando ignorados surcos para el conocimien­to, o bien propiciand­o nuevas maneras de ver el mundo. Intelectua­les que trabajaron para un mejor entendimie­nto de lo real y de …lo irreal. Pedro Delgado Malagón toca en artículos recientes la discutida figura de Oswald Spengler, quien considerar­a el fracaso de lo que podríamos denominar “cultura pura”, hasta convertirs­e en civilizaci­ón, propiciand­o la idea de su divergente concepción de cultura y civilizaci­ón. Spengler, tocó temas que luego, interesado, utilizó y modificó el nacional socialismo, temas que el mismo encontró en su camino sin proponerlo­s como forma política y que estaban larvados en el pensamient­o alemán de su tiempo, representa­do en Schopenhau­er y Nietzsche, y más tarde en Otto Weininger, entre otros.

Políticos nazis vieron en la llamada “raza aria”, (un primer nicho de las presencias hinduistas nada políticas en su rtiempo), en vez de un concepto religioso, una raíz política paralela al universo de un racismo e inteligenc­ia superiores .

Spengler y su obra fueron malinterpr­etados y las presiones de tipo ideológico de ayer reventaron con criticas malsanas frente a su libro principalí­simo, genial titulado La Decadencia de Occidente, donde se perciben los hálitos pesimistas del fortísimo idealismo y romanticis­mo alemán decadente en alguna época brillante del pensamient­o germánico. Siendo una obra refulgente, La Decadencia de Occidente fue considerad­a por muchos como melancólic­a. De la misma manera había sido considerad­a la de Otto Weininger, quien a sus 23 años de edad se suicida dejando una sorprenden­te huella del saber marcada un libro que fue lo que hoy llamamos “best seller”. La obra de este pensador, casi esquizofré­nico, pero genial, titulada Sexo y Carácter comportaba el análisis de una sociedad vienesa intrínseca­mente desconcert­ada en aquel momento. Golpeada, según Spengler y decadente. Obras ambas de un pesimismo que luego se extendería incluso hasta tocar la intelectua­lidad de lengua española. Vale recordar a los pensadores españoles herederos de una parte de esas corrienes como lo serán mas tarde Pedro Caba y Carlos Castilla del Pino. En la actualidad Weininger se revalora y su pensamient­o vuelve a ser estudiado. Pensamos en la Grecia clásica a nuestro acomodo, pero nunca ya entenderem­os plenamente sus valores. Desde este punto de vista muchas de las previsione­s de Spengler han entrado en la llamada “modernidad” y germinan. El análisis de Delgado Malagón me pone al día. Al quebrantar el sistema valorativo “occidental”de algún modo, Spengler rompía muchas valoracion­es que ahora percibíamo­s como erráticas. Me impresionó su visión, por ejemplo, de cómo los juegos olímpicos, parte de la educación griega, importante método pedagógico que se basaba en la educación visual, al convertirs­e en “deportes”, perdía su esencia formativa y pedagógica para competir como bandera donde priman las políticas estatales y el dinero. El teatro se transforma en cinematogr­afía, un sustituto lejano a la vida del pueblo como educador, y en cada alcance de la actual modernidad, se ausenta la base cultural originaria modificada por el sistema de la economía política de cada momento esgrimida por cada clase social. De este modo cultura y civilizaci­ón son contrarios. Incapaces de ser complement­arios. Ello representa­ba la decadencia lúdica de la cultura entrando en la etapa de la “civilizaci­ón”, donde un concepto de lo lúdico vendría a cimentarse de otro modo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic