La RD y Venezuela
Tal vez ahora los obcecados de siempre comiencen a entender por qué el Presidente Danilo Medina mantuvo una postura imparcial ante el conflicto político de Venezuela, sin dejarse arrastrar a un fanatismo irracional que le hubiese impedido ahora acompañar un diálogo entre las partes que por primera vez luce auspicioso.
En el furor de una guerra mediática –fanatizada en las antípodas–, muy pocos eran capaces de comprender que para empezar a plantear una solución negociada a la crisis venezolana, era preciso que todos sus actores, sin excepción, llegaran al convencimiento de que la rigidez de sus posiciones conduciría al caos y a la violencia descontrolada, el camino más expedito a una guerra civil.
El período de violencia de más de 100 días que vivió Venezuela hasta hace apenas unas cuantas semanas, dejó más de 120 muertos, veintenas de heridos y centenares de detenidos. Al final, todos tuvieron que recapacitar sobre un procedimiento de lucha que no resolvería el problema.
Tampoco resuelven el grave problema político venezolano las actitudes irracionales del gobierno, que ha llevado a la aplicación de serias sanciones económicas que ha terminado dejándole sin abastecimiento de productos de necesidad básica que necesariamente tiene que adquirir en USA…
… Con el agravante de que las sanciones contra Venezuela pudieran extenderse muy rápidamente a la Unión Europa, que ha dejado muy clara su posición de cero tolerancia al régimen chavista bajo la advertencia de que tiene que dar señales claras de apertura a un diálogo “franco, sincero y definitivo” con la oposición.
Debe observarse que desde el principio la RD utilizó los mismos términos en la propuesta de diálogo del Presidente Medina expuesta por el canciller Miguel Vargas en la asamblea general de la OEA celebrada en Washington en el mes de abril y continuada en junio en Cancún, México.
… Una política correcta
Cuando la crisis de Venezuela baje el telón, nadie tendrá derecho a reclamar méritos, sino el pueblo y el liderazgo político venezolanos que le habrán evitado una tragedia a uno de los países más próspero y de mayor potencial de desarrollo de toda la América Latina. Pero esa experiencia deja claro que las posiciones irracionales nunca debe ser aconsejadas en situaciones de crisis interna de los países de la región. Cada país tiene sus propias características y sus líderes su propia idiosincrasia. Hay que permitirles que frente a cualquier diferencia de su liderazgo, ellos mismos busquen solución a esas diferencias y jamás tratar de imponerles fórmulas de solución parcial que perjudican antes que ayudar.
Eso se está viendo en la crisis de Venezuela. Cuando el gobierno propone un mediador o surge alguna fórmula en los organismos internacionales, la oposición la rechaza de inmediato… Y viceversa. Frente a esa situación, el gobierno dominicano decidió no sumarse a ninguna de las posiciones extremas de uno y otro lado… Algún día se sabrá el costo político de una posición tan correcta.
… Fuera de las presiones no conocidas, el país fue vituperado en organismos internacionales que por sus posiciones sectarias perdieron credibilidad para cumplir con una de sus misiones esenciales: armonizar entre los países miembros y mantenerse equidistantes de sus diferencias internas. Sólo así se conserva moral para mediar.
… Y llegó el momento
La crisis de Venezuela se ha ido agravando con el paso del tiempo… Hasta que llegó el momento en que ambos sectores entendieron que se habían desgastado luchando para llegar a ningún lado.
El gobierno sabe que tiene que ceder en la rigidez de sus posiciones; la oposición ha llegado a comprender que tiene que procurar un diálogo “franco, sincero y definitivo” para calendarizar los procesos pendientes y organizarse para acudir a las elecciones de diciembre del próximo año y tratar de sacar a Maduro del poder por vía electoral…
“… No hay de otra”, dice la gente de la calle. Para comunicarse con el autor Lobarnechea1@hotmail.com