El platanero de vuelta
Emma está filosófica. Ahora tiene un argumento que repite a troche y moche, alega que nos libramos de Irma y de José, pero no podemos librarnos de los ladrones y corruptos que permean nuestra sociedad. Eso de que hayan dejado libres a los dos principales acusados del lío de a Oderbretch, la tiene indignada. Alega que se aprovecharon de que todos estábamos pendientes del derrotero del infausto huracán, para mandar a los dos palomitos para casita, para que pudieran ver el huracán, tomando whisky. Ya el platanero le contó que hicieron festejos para celebrar su liberación y que el licor fino corrió más rápido que los vientos del ciclón. La cocinera de uno de ellos le contó cómo los fajos de billetes pasan de una mano a otra, lo que no sorprendió al platanero y mucho menos a mi morena cocinera, porque líos de esta guisa, solo se arreglan con muchos billetes de alta denominación. Como ya pasó el susto del huracán y el patio está arreglado con todo en su lugar, limpio y reluciente como una patena, mi factótum ha reanudado sus charlas con sus compadres. Las del platanero son siempre interesantes, dados sus vínculos con las altas instancias, a través del servicio doméstico, algo que se usa desde que el mundo es mundo. Si no hay más que ver lo que cuentan de ¡Marco Antonio y Cleopatra! Así que ahora seguiremos los chismes políticos y la corrupción del patio.