Artesano conserva espada del general Gaspar Polanco
oficio que mantiene activo a Inocencio a sus 82 años
(+) Quiere apoyo para ampliar el taller y emplear a personas con discapacidad que se movilicen en sillas de rueda.
Tiene 82 años, pero esto no ha sido motivo para detenerse. Eso lo tiene claro Inocencio Payero Polanco, un agrónomo residente en esta comunidad, que después de haber puesto línea final a esa profesión, encontró otra razón para seguir activo: darle vida a las cosas, a través de un taller de artesanía.
Sus actividades inician a las 5:00 de la mañana. Ejercer la agronomía, primero para el Estado y durante 25 años para el sector privado, le permitió recorrer el país y visitar diferentes naciones, lo que le abrió su campo cultural. Esto le ayuda hoy para contar historias relacionadas a sus vivencias y mostrar objetos que conserva desde hace 40 y 50 años.
Desde hace tres años, la mayor parte de su tiempo la emplea dando forma a figuras que elabora de cuesco o jícara de coco, de madera y de la corteza del higüero, con los que realiza los más variados utensilios que se utilizan como adorno o en la cocina.
En su improvisado taller, colocado en el patio de la casa, se encuentran cucharas de diversos tamaños hechas de madera de naranjos y guayabos; sacadores de líquidos y coladores elaborados con higüeros y cuesco de coco; cucharones, bandejas, copas, tasas, pozuelos, envases para helados y dulces, saleros, tarjeteros. Algunos él los vende y otros los regala.
Su mayor interés es obtener la ayuda del Ministerio de Cultura o cualquier otra institución para que se le otorgue un préstamo económico para comprar herramientas y ampliar el taller y poder emplear en él a tres o cuatro personas con discapacidad motora, que anden en sillas de rueda que piden limosnas en las iglesias, para que puedan ganarse el sustento utilizando sus manos.
“Si consigo un préstamo estoy seguro que en poco tiempo lo pago, porque mire yo hago todo manual; pero si pudiera comprar la máquina pulidora, cortadora, y para pintar, puedo ampliar la producción”, explica durante una visita que le hiciera un equipo de Listín Diario a su improvisado taller.
Donde quiera que escucha que han pelado cocos va en busca de la “jícara” que por lo general se bota, la cual lleva a su patio y las pone a secar. También busca el higüero. En su patio permanecen algunos que, explica, se dañaron durante la enfermedad de su esposa, quien falleció hace un año, después de 52 de matrimonio.
Aunque es de Mao, Valverde, en 1971 se quedó viviendo en Bayaguana, donde ha de- jado su legado, fundando en 1984 la Asociación de Ganaderos, y en 1987 la Cooperativa de Ahorros y Créditos El Progreso, donde figura como el socio número uno. Es miembro de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) y pertenece al Clúster del Coco.