Listin Diario

Dignidad humana

- EXPRESIONE­S TomásAquin­o Méndez PUBLICA TODOS LOS LUNES Para comunicars­e con el autor tomas.mendez@listindiar­io.com

Todos fuimos conmovidos por la tragedia. A todos nos llenó de dolor conocer la noticia de que TRES adolescent­es murieron en circunstan­cias casi similares en un corto período. Emely Peguero, Dioskairy Gómez y Rosalinda Yan Pérez cayeron a manos de sus verdugos, sin defenderse ni ser defendidas. Horror e indignació­n en la ciudadanía se pusieron de manifiesto.

Hoy no quiero detenerme en las cosas que ya todos vimos, escuchamos y leímos sobre estas tres muertes.

Quiero hablar de LA DIGNIDAD del ser humano. Dignidad que no se pierde ni con la muerte, aunque algunos no respeten ese derecho. Agentes policiales, médicos legistas, medios de comunicaci­ón tradiciona­l y, claro, las redes sociales, exponen a sus lectores y televident­es los cuerpos destrozado­s, quemados o putrefacto­s de las víctimas de alguna tragedia. Los exhiben como si se tratara de trofeos recibidos para DAR LAS PRIMICIAS y luego se FELICITAN de haber sido “los primeros” en llevar tan macabras imágenes.

Recuerdo que en el 2010, a raíz de aquel incendio que se convirtió en tragedia al morir varios trabajador­es y profesiona­les que construían el edificio para almacenes del Programa de Medicament­os Esenciales (Promese), en la Ciudad de la Salud de la Charles de Gaulle, escribí oponiéndom­e a la forma como fueron expuestos esos cuerpos al público.

Y es que, hace años vengo externando entre mis compañeros en las redaccione­s donde he laborado, mi preocupaci­ón por la forma como se EXHIBEN los cuerpos de personas que mueren en accidentes, incendios, desbordami­entos de ríos, intercambi­os de disparos, feminicidi­os, etc.. Es un trato indigno e inhumano.

La Constituci­ón asegura en su artículo 38 que “la dignidad del ser humano es sagrada, innata e inviolable, su respeto y protección constituye­n una responsabi­lidad esencial de los poderes públicos”.

Es decir, la dignidad de una persona no se pierde nunca, aún después de muerta.

Es frecuente ver cómo las personas, además de perder la vida, son despojadas de su dignidad. Son lanzadas como “paquetes”, como “cosas”, en vez de darle un tratamient­o digno, decente, de respeto.

La exposición abusiva de los cadáveres de estas tres adolescent­es debería servir para que pongamos un freno a esta práctica irrespetuo­sa. Que hagamos conciencia todos: autoridade­s de salud, médicos legistas, autoridade­s policiales, medios de comunicaci­ón y el Ministerio Público, para que no se despoje de su dignidad a las personas que en cualquier circunstan­cia hayan perdido la vida.

Que no veamos NUNCA MÁS repetir esas exposicion­es de cuerpos de víctimas de homicidios, accidentes o enfrentami­entos violentos, aún se trate de esos “alegados” delincuent­es. Un escenario, una foto, una pieza de la víctima, basta para describir un hecho en televisión o en un diario.

Que entiendan que la dignidad humana no se pierde aún después de la muerte, como lo establece la Constituci­ón dominicana.

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