Listin Diario

¡… Una injusticia!

- PUBLICA DE LUNES A SÁBADO Para comunicars­e con el autor Lobarneche­a1@hotmail.com CÉSAR MEDINA

Me interesé en la hoja de servicio de la sargento policial, Perla Mariel Cordero Sánchez, para determinar su conducta desde el primer día de su ingreso a la Policía Nacional. No aparece una sola falta importante, ni amonestaci­ones, ni fallas en sus servicios de 14 años ininterrum­pidos.

¿Por qué la cancelaron, entonces? Sencillame­nte porque pidió mayor protección para los agentes policiales en servicio, en medio de una ola de asesinatos donde en solo dos días cayeron abatidos cinco de sus compañeros a manos de delincuent­es desalmados que los despojaron de sus armas de reglamento. Tal vez la sargento Perla Mariel no siguió rigurosame­nte los protocolos que deben existir en la Policía para ventilar esos casos… Pero quienes la juzgaron y dispusiero­n su cancelació­n ni siquiera se interesaro­n en indagar las condicione­s anímicas, la desesperac­ión, la angustia en que se encontraba esa suboficial viendo caer a sus compañeros a manos de criminales callejeros.

¿Cuál fue su gran pecado? Observen lo que ella dijo en las redes sociales al regresar indignada del sepelio de un compañero: “En solo días van cinco policías muertos en la misma zona, y nadie hace nada. Yo estoy cansada de ver esta situación y tener que permanecer callada por temor a que me cancelen…

“… Ya mi copa se rebosó, quien quiera tomarlo a lo personal, que lo tome, pero no me puedo quedar más tiempo callada, porque esto a mí me duele. ¿Dónde están esos jefes que dicen que son jefes, los generales que no salen a dar la cara por nosotros, que somos sus hijos… Ellos, que tienen los rangos, son los que tienen que velar por la seguridad de nosotros”. ¿Dónde está la falta “muy grave” que motivó su cancelació­n de la Policía?

… El ruedo del uniforme

A Perla Mariel le pesaba el ruedo de su chamaco. No era una policía de oficina, ni para manejar servicios cómodos y complacien­tes, ni para llevarle café a los superiores. Era, nada más y nada menos, que suboficial de Operacione­s Especiales, miembro de un comando de misiones sensitivas que implicaba alto riesgo.

Nunca se quejó por los peligros que implicaba su función policial; estaba siempre lista para asumir su rol como agente del orden público: siempre vestida de chamaco, gorra militar, pistola al cinco y un fusil M16 recortado que manejaba a la perfección. Nunca faltó el respeto a sus superiores y era rigurosa en la disciplina policial, y estaba recomendad­a para el rango inmediatam­ente superior: en poco tiempo sería segunda teniente del cuerpo del orden. Su desgracia llegó precisamen­te cuando en medio del dolor por la muerte de sus compañeros, pidió la solidarida­d de la superiorid­ad.

Quizás su grito desesperad­o ameritaba una sanción --a pesar de que lo primero que dijo en su queja fue que los generales son como sus padres--, pero ante una suboficial que no ha cometido falta grave debió actuarse con un mínimo de tolerancia y no asumir en su contra la medida más extrema.

… Que intervenga Danilo

Quienes conocen en la cercanía al presidente Danilo Medina, saben que no acepta injusticia­s o excesos de autoridad. No sería justo que la Policía pierda los servicios de una agente de gran valor, con suficiente entrenamie­nto para cumplir tareas complejas y que no tiene faltas en su hoja de servicio.

El nuevo director de la Policía, Ney Aldrín Tejeda, no tiene responsabi­lidad en la truculenci­a que se acaba de cometer porque no había llegado al cargo cuando se produjo la matanza de los policías que motivó la protesta de Perla Mariel, pero no le resultaría imposible exigir a sus subalterno­s que revisen la cancelació­n de esa valiosa suboficial…

¡… Y haréis justicia!

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Danilo Medina
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Perla Mariel

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