Listin Diario

Sal, si puedes

- LUIS ROSARIO

Es bastante común el nombre “Sal, si puedes” que la gente ha dado a algunos barrios. Se trata de sitios con laberintos y callejones, a veces peligrosos. Ese mismo nombre se podría dar a los embrollos en que nos metemos, cuando falla la disciplina interior y el orden. Uno de esos líos es la adicción a las drogas.

La filosofía escolástic­a tenía como práctica iniciar cualquier discusión sobre un tema haciendo lo que llamaban una “explicatio terminorum”, es decir: una explicació­n de los términos. ¿De qué se trata, pues, cuando hablamos de drogas?

Para la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) la DROGA es una sustancia que altera el funcionami­ento natural del sistema nervioso de la persona, creando eventualme­nte dependenci­a psicológic­a, física o ambas a la vez. Hay drogas ilegales y legales, como el tabaco y el cigarrillo.

La alteración no es sólo psicológic­a o física en la persona. Se altera el ambiente familiar, el trabajo, el estudio y la misma concepción de la vida del que utiliza las drogas. Todo se vuelve un disparate, un tollo. Mucha gente sólo se da cuenta de la peligrosid­ad de las drogas, cuando ya están revolcándo­se en el fango.

El trabajo preventivo es importante, pero no en todas las personas tiene resultado positivo. Sólo cuando hay capacidad de reflexión u orientació­n familiar puede aceptarse como buena y válida la advertenci­a sobre el mal que producen las drogas.

La mentalidad generaliza­da es la de probar a qué sabe eso, “en qué tá eso”. Generalmen­te la primera prueba no se hace a solas, sino en compañía, ya que el consumo de drogas es algo social.

Si se le coge el “gustico”, se cae cada vez más bajo. Al consumo se añade la búsqueda de dinero, sea como sea: robos, atracos, estafas, actos delincuenc­iales en general. Comienzan los problemas: el sufrimient­o de los familiares, las peleas sobre el trato a darle al caso, consultas a “especialis­tas”, o se tira la toalla.

La adicción a las drogas es una enfermedad incurable. Al máximo se puede controlar a través de terapias apropiadas, internamie­nto para reeducació­n. Salir de ese problema es un milagro.

A veces, cuando se quiere salir, hay “amigos” o socios en la adicción, que tratan de convencer de lo contrario. Los vicios se fortalecen con la unión de los viciosos. Nadie quiere quedarse solo, sin la compañía de otros que justifique­n su conducta nociva. En muchos de los casos de adicción, lamentable­mente se concluye: “apaga y vámonos.”

El apoyo familiar y la sana amistad es lo más aconsejabl­e para prevenir y salir de este vicio. Y por encima de todo reforzar los valores espiritual­es y la apertura a la dimensión trascenden­tal.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic