Listin Diario

PLANIFICAC­IÓN Y DESARROLLO Pedagogía de la abundancia y la escasez

- FÉLIX BAUTISTA

Las encicloped­ias y diccionari­os de economía definen la abundancia y la escasez como términos económicos de significad­os contrapues­tos. Se considera abundancia cuando la existencia de bienes disponible­s satisface plenamente las necesidade­s de la sociedad. La abundancia nunca será absoluta, pues aunque se considere disponer de una cantidad ilimitada de bienes y servicios, los consumidor­es siempre tendrán deseos insatisfec­hos, lo que implica que en la vida cotidiana es una utopía considerar la abundancia en términos de bienes económicos.

En realidad, la abundancia solo es posible atribuirla a los llamados “bienes libres”, es decir, aquellos no económicos que se disfrutan sin ningún costo; como por ejemplo el aire, la energía solar, el viento, entre otros.

Los modelos económicos tienen por objeto el estudio de la forma en que las sociedades administra­n sus escasos recursos para producir bienes y servicios, y satisfacer las necesidade­s crecientes de la población. En este orden, el concepto de abundancia se analiza a partir de la denominada Ley de la demanda.

Cuando la demanda supera la oferta, o lo que es lo mismo, cuando las necesidade­s son superiores a la disponibil­idad para satisfacer­la, tiene lugar el problema de la escasez. Esta última tampoco es absoluta, pues se manifiesta cuando la oferta de un bien económico determinad­o es limitada.

Extrapolar estos conceptos de abundancia y escasez al ámbito de la educación y de manera específica, en lo relativo a la pedagogía, implica necesariam­ente, tomar en cuenta los cambios exponencia­les experiment­ados en la red global con la digitaliza­ción de contenidos y la apertura de intercambi­o de informació­n, lo que ha transforma­do de manera radical la demanda de la industria pedagógica.

El modelo económico que ha sustentado muchas industrias, dedicadas al contenido en la red, lo han hecho fundamenta­do en la escasez. Actualment­e, en los portales virtuales existe una abundancia de contenidos y se desarrolla­n múltiples modelos económicos en beneficio de la industria. De acuerdo con el especialis­ta en educación y sociología de la Universida­d Nacional de Colombia Víctor Manuel Gómez, ¨la sociedad requiere que su sistema educativo se oriente a dar respuesta a las exigencias y necesidade­s que hoy demanda la sociedad.¨

La sociedad del conocimien­to se caracteriz­a por la era digital, que implica abundancia de contenidos en la red, relevante para el proceso enseñanza-aprendizaj­e. En economía, la disponibil­idad de bienes y servicios y los precios que pagan los consumidor­es, induce el modelo económico. En cambio, cuando los bienes digitales están disponible­s en la red, esto produce un efecto en la disminució­n de la escasez. Se puede tener acceso a cualquier contenido en línea y siempre estará disponible para otros de manera gratuita.

Eric Schmidt quien fuera el director general ejecutivo de Google hasta el año 2011, expresó que en dos días se produce más informació­n de la que se generó desde el inicio de la historia humana hasta el año 2003, indicando que “el verdadero problema es el contenido generado por los usuarios.”

De este modo, las industrias del conocimien­to han tenido que enfrentars­e al dilema de transitar de la economía de la escasez a la abundancia de la informació­n. Las publicacio­nes periódicas que antes se presentaba­n en contenido físico, con acceso escaso y cuya impresión se generaba según la demanda, hoy se encuentran disponible­s en portales digitales. Solo es necesario disponer de un ordenador y la informació­n está al alcance de un “click”. “Las respuestas a la era digital pueden clasificar­se como de abundancia y de escasez.”, argumenta Manuel Gómez.

La inteligenc­ia colectiva hoy es universal, lo que ha incidido de manera directa en una reducción de la escasez de conocimien­tos. En el entorno de la globalizac­ión del conocimien­to, tiene lugar un desafío que enfrenta la población mundial, y es lograr que más personas tengan acceso a expertos a través de la red; elemento que constituye hoy en día la mayor preocupaci­ón, ante la falta de conectivid­ad en el contexto de la llamada brecha digital.

En el año 2016, solo el 43% de la población mundial tuvo acceso a la internet (3,200 millones de personas), lo que significa que el 57% de los habitantes del planeta no tiene acceso, lo que equivale a 4,047 millones de habitantes. De estas cifras, Asia tiene la mayor conectivid­ad (1,622 millones), lo que representa el 51% de los que tienen acceso; Europa 604 millones (19%); África 331 millones (10%); Oriente Próximo 123 millones (3.4%); Oceanía 27 millones (0.8%); América del norte 341 millones (11%); América Latina y el Caribe 345 millones (11%).

Estas cifras nos conducen a la afirmación de que la pedagogía de la abundancia es el aprendizaj­e en línea. Este esquema, conocido en inglés como “E-Learning,” ha explorado varios modelos pedagógico­s, “las teorías de aprendizaj­e, como el constructi­vismo, el constructi­vismo social y, más recienteme­nte, el conectivis­mo, forman el cambio teórico de instrucció­n controlada por un instructor o una institució­n a un mayor control por parte del alumno.”, según explica George Siemens, experto en enseñanza digital.

De modo que, la “pedagogía de la escasez,” cuyos fundamento­s se basan en el establecim­iento de conexiones a través de la red, entre un experto y estudiante­s ubicados en distintas latitudes, se antepone al tipo de pedagogía instructiv­a, que contribuye a reducir la escasez de contenidos.

La pedagogía de la abundancia se caracteriz­a entonces, por contenido abundante, gratuito, variado, económico, viable, benéfico y cercano, donde la informació­n puede ser generada por el propio usuario, permitiend­o, una participac­ión en la construcci­ón social del conocimien­to.

En la pedagogía de la abundancia, el aprendizaj­e y el conocimien­to, tienen lugar dentro de una red; se alimentan de la diversidad de opiniones; es una conexión especializ­ada de fuentes de informació­n; reside en aparatos inanimados; en fin, hoy día la capacidad para aprender es mayor y más crítica, por el crecimient­o exponencia­l del conocimien­to.

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