Tiempos de huracán
Los huracanes María e Irma, asolaron grandes extensiones de tierra, vidas y bienes. Pusieron patas arriba a islas enteras. Puerto Rico, una de las más afectadas por la tormenta María, está al borde de una crisis humanitaria. Hay gente incomunicada por el colapso de líneas eléctricas y puentes. Pasará mucho tiempo para que el país pueda recuperar los días normales del Viejo San Juan. En San Martin, una señora le gritó a una periodista que muchas mujeres, niños y niñas necesitaban agua. Quienes recaban historias periodísticas, les golpea fuerte la necesidad de la gente. La impotencia es muy grande mientras alguien grita por hambre, dolor y necesidad y usted solo lleva micrófono o libreta.
En el país, hay municipios todavía inundados de agua enlodada por las lluvias intensas de Irma y el rebose que significó María. Castañuelas es un ejemplo triste de la vida enchumbada hasta los dientes.
Academias como la UASD en San Francisco de Macorís, las unidades de Cáritas y el local de la Asociación de Empresas del Centro Histórico en Santiago, habilitaron centros de acopio para recibir alimentos, ropas y utensilios para quienes lo perdieron todo.
En un banco hicieron una colecta para apoyar a un compañero cuya casa fue arrasada por agua y lodo. El diputado Franklin Romero en San Francisco de Macorís, acudió muy rápido al llamado urgente de su pueblo. Y no requirió cámara como algunos funcionarios –ataviados como para un pase de modashaciendo de la dádiva un descarado espectáculo televisivo. Los huracanes desarropan nuestras necesidades y nuestra pésima planificación. La mayoría no tiene casa propia y un porcentaje altísimo de los hogares no resisten un viento huracanado. Es tiempo de que la solidaridad aminore la falta de lo elemental para vivir. No regale aquello que no sirve. Una botellita de agua es indispensable hoy más que nunca. Manos a la obra. El prójimo está muy cerca de usted.