El drama en el cine nacional
Una de las asignaturas pendientes del cine nacional es saber manejar el género dramático. No es casualidad que la naturalidad con la que los humoristas locales asumen las comedias tenga el éxito que tienen en la taquilla. Y es que muchos vienen de la televisión y son capaces de improvisar y por esto mismo verse orgánicos. Esto no pasa con la mayoría de dramas que se están haciendo. Pareciera que los realizadores y guionistas no sepan distinguir cuando una escena resulta “ñoña” o cursi. Es lo que ha pasado con varios de los últimos dramas (algunos de ellos románticos) que se han estrenado en nuestras salas. Ejemplo de ello son “Verdad o reto”, de Suzette Reyes, en la que el ingrediente de la fe cristiana (mejor manejado en el documental “Camino a Higüey”, de Abi Alberto) resulta ridículo. En varias de estas producciones las historias y el manejo de las mismas pareciera haber sido sacada de una mala telenovela. Es el caso de “El encuentro”, de Alfonso Rodríguez, y “Patricia, el regreso del sueño”, de René Fortunato. En ambas, y volviendo al detalle de la naturalidad de los humoristas, las actuaciones resultan acartonadas, con diálogos flojos y situaciones que provocan un efecto contrario al que quieren conseguir. Hace falta mejores guiones en un país que está lleno de tragedias reales y buenas historias.