Plan migratorio se parece al de salud
El congresista republicano Steve King, representante por Iowa, declaró ayer que los jóvenes inmigrantes que llegaron a Estados Unidos de niños y que hoy no cuentan con permiso de residencia “contribuirían al crecimiento económico de México o Centroamérica si es que son deportados o regresas a esos países”.
Debe entenderse que King aplaudió la cancelación decretada por el presidente Donald Trump del DACA, el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, creado durante la administración del ex mandatario Barack Obama. Trump, quien presentó el domingo 8 pasado su plan para la reforma migratoria, incluyó en primer lugar el muro para separar la frontera con México, agilizar la expulsión de menores de Centroamérica, contratar más agentes y también limitar la concesión de visas” mediante un sistema de mérito. Está consciente de que su plan solamente pasará si logra un postura a favor de parte de los congresistas demócratas. Lamentablemente, el respaldo a la minoría latina es un “dogma” para el futuro político de los demócratas. Votar a favor de dicho plan, les aseguraría la pérdida de más influencia entre este sector. Con tal de salir victorioso, el mandatario ha relacionado la aceptación de una solución para los 800,000 “dreamers” al levantamiento del muro fronterizo con México, y aunque el Presidente estadounidense sólo ha tenido éxito en desmembrar todos aquellos programas y controles de la pasada Administración, el plan migratorio y el muro son promesas de campaña que se deben alcanzar.
Ambos planes, el del inmigración y el de salud, llevan años debatiéndose entre varios presidentes, entre los que se incluyen no solamente Barack Obama, sino también Bill Clinton, George W. Bush y por supuesto, Donald Trump.
Ninguno de los anteriores tuvo éxito, salvo Obama, quien logró que el plan de salud alcanzara una cifra mayor de estadounidenses con limitaciones para alcanzar la cobertura, llamado “Obamacare”. ¿Se logrará un “Trumpcare”? por el momento, es de dudar.