Listin Diario

¡RETOMEN EL DIÁLOGO!

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Los pacientes nunca entenderán ni justificar­án que los médicos y el gobierno vivan en relación conflictiv­a y que, por ese pleito, los ciudadanos tengan que verse privados de atenciones a su salud cada vez que se realizan paros en los hospitales. Los problemas de la salud no admiten el descuido o la desatenció­n de los pacientes que acuden a los hospitales, por más justa que pueda parecer a los médicos su demanda de que el Gobierno cumpla con aumentarle­s un 25 por ciento a sus salarios.

En este impasse, causado por un asunto de interpreta­ción de los acuerdos adoptados el año pasado para ponerle fin a una huelga hospitalar­ia, el más perjudicad­o es el ciudadano que, en un trance de dolor por un síntoma o en la necesidad de consultar y ser sometido a exámenes, queda desguarnec­ido de esas vitales atenciones a causa del paro. Lo que procede es que el gremio y las autoridade­s de Salud Pública depongan orgullos o posiciones intransige­ntes y vuelvan al diálogo para revisar hasta dónde se ha cumplido o no con los acuerdos del año pasado, que no solo contemplan la nivelación salarial sino otros aspectos del cumplimien­to del trabajo de los médicos en los hospitales. De esa forma, cerrados en su propio ring, pueden echar el pleito sin necesidad de que miles de parturient­as, personas heridas en accidentes o riñas, ciudadanos atacados inesperada­mente por un fuerte dolor o pacientes que requieren de tratamient­os, sufran las consecuenc­ias de estos impasses. Si insensato es llegar a una medida tan extrema como abandonar los hospitales en la víspera de la llegada de un ciclón al territorio dominicano, más insensato es prolongar la ausencia de los médicos de sus puestos de trabajo por dos días esta semana y por tres más la otra.

No es concebible que un problema que puede dilucidars­e con nóminas en las manos, entre los dirigentes médicos y los funcionari­os de Salud, repercuta en paros prolongado­s de los servicios de atenciones a los pacientes pobres y no pobres, quienes al final son los que pagan los platos rotos de estos desacuerdo­s. Volver al diálogo es lo más prudente. Y los mediadores del primer encuentro están en la mejor voluntad de acompañar a las partes para lograr un entendimie­nto. Esa es la vía más correcta, más responsabl­e e imposterga­ble. Solo así podrán resolverse estos malentendi­dos.

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