El Batallón de los Olvidados
Dentro del Batallón de los Olvidados al que me referí la pasada semana, figura una gran cantidad de ex atletas y propulsores que hace tiempo debieron ser inmortales del deporte dominicano. Los denomino olvidados, para no llamarlos discriminados, pues como acertadamente señala el colega Roosevelt Comarazamy, este último calificativo implica un rechazo y estos antiguos deportistas no han hecho nada para merecer el repudio de sus compatriotas
Elegibles
De acuerdo al presidente del Comité Permanente del Pabellón de la Fama, Dionisio Guzmán, la mayoría de los integrantes del Batallón de los Olvidados son incluidos cada año en el listado de elegibles, pero no han sido exaltados porque no recibieron los votos necesarios para lograr la distinción. Sea por la razón que fuere, son muchos los que teniendo sobrados méritos al día de hoy no han sido entronizados en el Olimpo deportivo nacional. En ese nutrido grupo se encuentran los ex peloteros profesionales Domingo Ramos y Mario Guerrero, quienes se destacaron en los campeonatos del béisbol dominicano por sus grandes actuaciones en el terreno de juego.
Domingo Ramos
Comenzaré reseñando la trayectoria de Domingo Ramos, quien actuó por 13 campañas en la pelota criolla, defendiendo los colores de Tigres del Licey, Leones del Escogido, Azucareros del Este y Águilas Cibaeñas. En su carrera, que se extendió desde 1977 hasta 1990, Ramos terminó con un promedio de bateo general de .294, que lo sitúa como decimocuarto entre los líderes históricos del béisbol quisqueyano.
Grandes jornadas
Los mejores años de Ramos transcurrieron con los Azucareros, equipo con el que jugó entre 1983 y 1989, período en que llegó a ser uno de los bateadores más productivos del circuito local. Durante las 6 estaciones en que militó con el conjunto romanense, compiló excelentes números, promediando 190 turnos y 57 hits por temporada, average de .300, 25 vueltas anotadas, 27 carreras producidas, 7 dobles, 7 bases robadas y 29 transferencias, con tan sólo 15 ponches por torneo. En el campeonato 1985-86, registró la que muchos consideran es la labor ofensiva más completa para un pelotero de los Toros en los 34 años de la franquicia. Su promedio de bateo en el referido campeonato fue de .333, al disparar 75 hits en 225 turnos, incluyendo 9 dobles y un cuadrangular, anotó 35 vueltas y empujó 36, recibió 42 bases por bolas, se ponchó 19 veces y se estafó 12 almohadillas. En el aspecto defensivo, luego de iniciar su carrera como torpedero, se convirtió en un antesalista Guante de Oro. En las Grandes Ligas militó durante 11 temporadas con Yankees, Azulejos, Marineros, Indios, Angelinos y Cachorros, actuando como sustituto del cuadro interior. A grandes rasgos, he presentado los hechos más trascendentales en la notable hoja de servicios de Domingo Ramos, relegado a un segundo plano por uno de esos inexcusables errores de nuestra memoria histórica.
Mario Guerrero
En el béisbol dominicano, los mejores años de Mario Guerrero transcurrieron con los leones del Escogido, equipo con el cual jugó 8 temporadas, bateando en 4 de ellas por encima de .300. En la campaña 1976-77, registró promedio de .365 y ganó el liderato de bateo de la liga dominicana. Hasta ese momento, sólo otro bateador derecho, Manuel Mota con su marca de .379 en el campeonato 1963-64, había logrado un título con un average tan elevado en la historia del béisbol criollo. De por vida, en once estaciones, Guerrero tuvo promedio de .288, en mil 325 turnos y sólo se ponchó 68 veces. Es uno de los bateadores con menor frecuencia de ponches en los anales de nuestra pelota. Por su extraordinaria trayectoria con los Leones, Mario fue seleccionado como el torpedero del equipo Todos Estrellas del siglo XX de la franquicia escarlata. Además, el Escogido retiró el uniforme número 11 que utilizó en sus años con el equipo rojo.
Ligas Mayores
En las Grandes Ligas de 1973 a 1980, con Boston, San Luis, Angelinos y Oakland, compiló average de .257. En su mejor campaña en las Ligas Mayores, bateó .275, en 505 visitas al plato, militando con los Atléticos. Las estadísticas de Guerrero le avalan para ser inmortal, sobre todo si tomamos en cuenta el estándar que ha regido la elección para el Pabellón de antiguos peloteros profesionales en las últimas décadas.
Larga espera
Han transcurrido 27 y 33 años, respectivamente, desde que Mario Guerrero y Domingo Ramos se retiraron del béisbol, demasiado tiempo de espera, aguardando para ocupar el sitial que se merecen en el Pabellón de la Fama del deporte dominicano. Quienes les vimos jugar y sabemos la clase de pelotero que fueron, confiamos en que más temprano que tarde les serán franqueadas las puertas de la inmortalidad.