Listin Diario

“Si yo tengo cuidado aún de las aves,

- Entre la adversidad

Brito nació y creció moso campo de Villa erto Plata. Es la mayor de . Esposa y madre de dos deada de tres hombres nfatiza como haciendo or tesoro. años en un chequeo ectaron un quiste en una extirparon y al realizarle no tuvo signos de malignidad.

“A partir de ese momento me hacía un chequeo de control bedienteme­nte cada año. do estuvo bien hasta que a ios del año 2015, acudí a mi or como de costumbre lizarme la mamografía y sonomamogr­afía. Al retirar los resultados al día siguiente se me encontró un pequeño quiste. Mi médico me indicó la biopsia. Tenía carcinoma ductal en mama derecha”, recuerda.

Su soporte

Al llegar a su casa luego de recibir la noticia, como cualquier ser humano, se desplomó. “Al estar en mi cama llorando y en medio de la desesperac­ión, miré por la ventana de mi habitación y vi como se posó una pequeña ave (parecía un ruiseñor), mientras miraba este pequeño pajarito sentí una voz que me dijo: ‘Si yo tengo cuidado aún de las aves, que no será de ti’; A partir de este momento me llené de fuerzas y me aferré a las promesas de Dios”. Cuenta lo difícil que fue decírselo a su familia. “Veía la tristeza en los rostros de mi esposo y mis hijos; mis padres ni hablar, para ellos fue muy fuerte, al igual que para mis hermanos, mis tíos, mis primos, en fin, fue un golpe muy duro para todos”.

Sin embargo en medio de la tempestad, sintió como su familia fue su escudo protector. “Casi todos se mudaron a mi casa a cuidarme, mi campo quedó un vacío durante esos meses, todos querían estar a mi lado, y eso no tiene precio. La familia es la mayor fortuna que podemos tener en la vida”.

El 9 de abril del año 2015 se llevó a cabo la cirugía y el 10 de junio del mismo año inició el tratamient­o de quimiotera­pia. Su tratamient­o consistió en ocho quimiotera­pias cada 3 semanas.

“Terminé la última a finales de octubre 2015. Nunca tuve miedo a morir. Dios me preparó desde antes para esta prueba. En el centro donde me daba el tratamient­o, tuve la oportunida­d de conocer muchas personas, quienes me decían que yo les servía de modelo por mi actitud”. dan armonía, y por lo general son gratis. Y lo más importante de todo, confirmé una vez más que la oración tiene poder y que Dios tiene un propósito especial conmigo y mi familia”.

Cuenta que su estilo de vida cambió, incluido sus hábitos alimentici­os. “Trato de vivir un día a la vez. Disfruto de la naturaleza como nunca antes. Me preocupo más por ayudar a otros, y animarles a que al igual que yo, puedan aprender a confiar en un Dios que todo lo puede. Siempre que tengo la oportunida­d de contar mi testimonio, lo hago a fin de animar a otros. Motivo a las mujeres y a todas las personas a realizarse sus chequeos médicos, ya que la detección temprana es el mejor aliado para librar la batalla contra el cáncer”, sostiene convencida de que el cáncer de mama la hizo amar más la vida y ser mejor ser humano. Las palabras de Wanda Zarzuela Hilario al contar su historia expresan en todo momento paz y una eterna tranquilid­ad. Declara que su fe siempre estuvo atada al Señor, todo lo que estaba pasando era con un propósito. “Estaba tranquila sabía que si Dios había permitido eso era con algún propósito y que en su momento él me lo revelaría”, resalta.

Zarzuela Hilario siempre le prestó mucha atención a su cuerpo y salud, por eso pudo detectar el cáncer a tiempo.

Narra con un rostro lleno de paz que todo inició en febrero de 2008 cuando le hicieron una pequeña cirugía para extraer un quiste de su seno izquierdo, a este le hicieron una biopsia y los resultados fueron negativos. No obstante, comenta que su cuerpo le estaba dando señales de que algo no andaba bien. Cuando recibía su periodo menstrual sentía fuertes dolores en este seno, además percibía como si la estuviesen “quemando”, por lo que decidió visitar su médico.

“Los síntomas y los malestares continuaro­n después de la cirugía, por lo que dedujé que algo no andaba bien. Volví donde mi doctor y le pedí que me hiciera otro estudio, algo más profundo, ya que cuando me tocaba el tiempo de mi periodo menstrual sentía un dolor muy fuerte, él me dijo que ya me había hecho todo y que no tenía nada, pero yo insistí”, dice. El procedimie­nto empezó con la primera quimiotera­pia el 17 de octubre de 2008. Desde ese día empezaron los malestares y la pérdida de cabello como resultados de tener que pasar cada 21 días por el mismo calvario. “Me pasaba dos día sin levantarme, tirada en una cama, sin poder ver la luz, con mareos y vomitando. Era un dolor insoportab­le”. En enero de 2009, le practicaro­n la cirugía en la que le extirparon el seno.

Posterior a esto se sometió a con cuatros quimiotera­pias aún más fuertes, ya que eran aplicadas muy temprano en la mañana y debía pasar el día completo en el hospital.

En el proceso quirúrgico se extrajeron 21 ganglios linfáticos (nódulos) de los cuales ninguno estuvo comprometi­do. Resalta que personas llegaban a su casa con una actitud de pena y en muchas ocasiones llorando y al salir tenían una actitud diferente.

Wanda se encargaba de edificarle­s, llevándole­s la palabra de Dios y dándoles el ejemplo. “Yo utilicé la enfermedad para ayudar a muchas personas concientiz­ándolas de lo qué es un cáncer y el cuidado de su cuerpo. Al mismo tiempo les predicaba”, apunta. Por último fue sometida a 25 radioterap­ias las cuales le dejaron toda el área quemada. Al preguntarl­e cuál fue el momento más difícil en todo el proceso, respondió con gran sinceridad que definitiva­mente fue el momento al verse por primera vez al espejo después de la cirugía. Confiesa que no se reconocía, hacia movimiento para confirmar que era ella.

“Sin temor a equivocarm­e el momento más difícil fue cuando me vi en el espejo sin cabello, con un solo seno y con tubos de drenaje que salían del lado izquierdo de mi pecho. No me reconocía, lo que yo estaba viendo en el espejo no era yo. En verdad creo que fue el peor momento, pero también me di cuenta que era algo simplement­e físico, que al interior no le había pasado nada”, expresa siempre positiva y agradecida por estar viva.

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“Entendí que no soy autosufici­ente, que mi salud vale más...
CORTESÍADE­LASENTREVI­STADAS Todos los plazos se cumplen y por fin Marilyn salió del proceso justo para esta fecha hace ya dos años. Dice que sintió alivio y que las lecciones que se llevó la acompañan y lo harán siempre. “Entendí que no soy autosufici­ente, que mi salud vale más...

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