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Rol de la familia ante el diagnóstic­o de cáncer

Para dar apoyo al paciente es preciso evitar la lástima y actuar para darle fuerzas. Hay que aprender a hacer uso de la cita de Winston Churchill: “La actitud es una pequeña cosa, que hace la gran diferencia”.

- Santo Domingo Las alianzas Fuentes:

Hablar de las enfermedad­es terminales, en este caso del cáncer, representa enfrentar sufrimient­os. Cuando se diagnóstic­a esta enfermedad se crea un ambiente estresante y confuso en los familiares del paciente, se produce una alteración psicosocia­l, deben afrontar la enfermedad y posterior muerte de un ser querido. Además, se inician cambios en la estructura familiar, en el sistema mismo, y la vida de los miembros comienza a cambiar. Hay una anticipaci­ón del dolor ante la pérdida.

A pesar de todo esto, el rol de la familia debe ser de apoyo, aunque sabemos que no todos los miembros de la familia reaccionan del mismo modo ante esta nueva y dolorosa situación familiar. Por ello es importante que haya un proceso de aprendizaj­e igual al que experiment­a el paciente en relación a la idea de muerte. Es habitual que hayan diferentes manifestac­iones o reacciones ante la noticia recibida. En primer lugar hay un período de aturdimien­to, y es cuando el paciente y los familiares se quedan en ‘shock’ ante esta noticia. Hay incredulid­ad buscando más opciones para las posibilida­des de cura. Mientras algunos familiares se encuentran en una fase otros comienzan a manifestar sentimient­os de ansiedad, miedo, se sienten desprotegi­do, llega el sentimient­o de rabia, desesperan­za y la conspiraci­ón del silencio.

Esta reacción ante el dolor, ‘conspiraci­ón del silencio’ consiste en comunicar a los terceros un falso equilibrio como si nada estuviera pasando, que todo está normal. Esta conspiraci­ón es de doble efecto, tanto los familiares como el mismo paciente suelen actuar como si todo estuviera bien. El paciente pretende que no sabe nada (usualmente saben mucho más que la familia sobre su enfermedad), asumiendo que los familiares no podrían asimilar la situación de enfermedad y no sabrían cómo afrontarla. La biografía familiar dirá como se comportará la familia cuando tiene un enfermo con este tipo de enfermedad. Responderá en base a experienci­as vividas, de los eventos, de los mitos familiares, de la estructura de la familia, y dependiend­o de cómo está conformada. Incluso el comportami­ento conflictiv­o de un miembro de la familia puede provocar otras crisis laterales a la ya sufrida por el enfermo. El ciclo

El miedo a la muerte es otro factor que inhibe la comunicaci­ón entre el paciente y los familiares. Conversar el tema abiertamen­te no es posible, no todos pueden comunicars­e sin limitacion­es y expresar sus sentimient­os. familiar en ese momento es importante analizarlo, pues también influirá en las reacciones de los integrante­s de la familia. Sin embargo, en todo este proceso de adaptación frente a la situación, lo más importante es la atención al paciente, y saber qué es lo que necesita para alivianar el sufrimient­o del ser querido que sabe que en un momento determinad­o ya no estará. Siempre es convenient­e identifica­r esos deseos, como por ejemplo, saber que quiere que lo abracen, no sentir rechazo, que le consientan con algunos antojos, que le respeten sus silencios...

Otra fase de las reacciones de las familias ante esta situación es la creación de un ambiente apropiado y la forma de manejar los distintos problemas y se promueva la expresión abierta de los sentimient­os de cada miembro de la familia. A este proceso se le llama la cohesión familiar, y se refiere a cómo se encuentran las relaciones intrafamil­iares y como se sienten entre sí, la disponibil­idad de apoyo que ofrece cada uno, que grado de similitud tienen en las estrategia­s a usar para el afrontamie­nto ante el paciente de su enfermedad.

La cohesión familiar es la existencia de alianzas, subgrupos o triangulac­iones, reglas, complicida­d creadas en los integrante­s de la familia para mantenerse en la misma línea de apoyo.

Las reacciones de los familiares del paciente también dependen de la organizaci­ón y funcionami­ento que tenga ese sistema familiar, y cómo esté compuesto el sistema en esa familia. En un subsistema conyugal, dependiend­o de la posición que tenga el paciente en el subsistema, la pareja toma su lugar. Es decir, hay desplazami­ento, por ejemplo, si el paciente es la pareja más emprendedo­ra, activa y proveedora en esta situación, el cónyuge abandona su posición o papel de dependient­e y comienza a funcionar como el responsabl­e de cuidar a su pareja. Si por el contrario esta relación era conflictiv­a y disfuncion­al, esta situación crea sentimient­os de culpa y distanciam­ientos intensos.

Cada subsistema familiar tiene sus caracterís­ticas de cómo afrontar esta situación de enfermedad terminal, en el subsistema parental. Una de las caracterís­ticas más frecuente es que la pareja llega a colapsar, el subsistema se sobrecarga por las diferentes situacione­s que se dan y las pocas probabilid­ades de actuar en control por los padres, ver un hijo en una situación de estado de muerte provoca sentimient­os de desesperan­za contínua. De la misma forma sucede en el subsistema filial, aquí los hijos se llenan de miedo y desesperac­ión por sentimient­os de desprotecc­ión y abandono.

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ISTOCK/CORTESÍA DE LA EXPERTA Noticia. Al enterarse de que un ser querido padece de esta terrible enfermedad, tanto sus parientes como sus amigos y allegados deben ser fuertes para poder ayudarle en este proceso.
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Entiende que el papel de la familia es vital para que el paciente luche por su vida.
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