‘Sé valiente, la misión te espera’
Este es el lema escogido por S.S. el papa Francisco para este año 2017, y es que el cristiano que no sea valiente, no está listo para proclamar el Reino de Dios a todas las criaturas. Primero que nada, debemos reconocernos como cristianos, y como también nos dice el papa Francisco, “cristóforo” es decir portador de Jesús al mundo. “Sobre todo para aquellos que están atravesando situaciones de luto, de desesperación, de oscuridad y de odio.” (Rayo de Luz). Los que nos consideramos cristianos debemos ser siempre valientes para proclamar el Evangelio a tiempo y a destiempo, como nos decía San Pablo, y a pesar de todas las vicisitudes que nos toca vivir en esta vida. Sin embargo, ¿qué significa para nosotros ser cristianos en el mundo de hoy? ¿Nos importa lo que los demás piensen de nosotros? ¿Nos importa lo que dicen de nosotros los demás? El padre Rodrigo nos dice en el Rayo de Luz de este mes de octubre: “Esta es nuestra vida: la de saber que no podemos nada, pero Jesús lo puede todo en nosotros. Por eso precisamente, porque no podemos nada, no debemos avergonzarnos de no poder nada. Es ridículo pensar que no podemos nada y a la vez presumir de que nada nos afecta. Es un sinsentido absoluto, que además no concuerda con el Evangelio. En realidad, es al contrario. La debilidad personal no es una humillación, sino la condición de posibilidad de experimentar la grandeza de un Dios que es más fuerte que nuestra enfermedad o nuestras penas cotidianas. El quebranto personal acompañado es el camino del crecimiento. Paradojicamente, antes de la conversión se da un quebranto, una gran sensación de impotencia para luego abrirnos al milagro de la Salvación que Jesús nos ofrece por medio de los hermanos.” Por eso, si tenemos al Señor en nuestro corazón, como decía Santa Teresa: “Sólo Dios Basta”. Pero, para tener al Señor en nuestro corazón tenemos antes que verdaderamente conocer al Señor. Tener un Encuentro Personal con Él. A mí me ayudó mucho el Encuentro de Experiencia de Dios, con el Padre Larrañaga, pues, aunque yo conocí al Señor el día de mi primera Comunión por medio de una experiencia personal, siempre en el caminar por la vida, resbalamos y nos caemos. Y ese encuentro, me ayudó a “colocarme en el interior de Jesús y revivir aquella actitud de ofrenda y sumisión que Jesús experimentaría ante la voluntad del Padre cuando decía: “No lo que yo quiero sino lo que quieras Tú”. “¡Hágase tu voluntad!”. Y eso es lo difícil, hacer la voluntad del Padre, pues muchas veces queremos hacer nuestra voluntad. Y al pronunciar la palabra ‘Abba’ (Padre), tratar de experimentarlo. ¡Amén!