EL PERIODISTA DETRÁS DE LA NOTICIA El costo emocional de LA HISTORIA
VIVIR LA EXPERIENCIA: Muchos son los comunicadores que se mezclan y hasta se afectan cuando les toca contar los hechos de un caso que les entristece. Hay hechos que marcan su vida para siempre.
Ser testigos y a veces hasta actores de los hechos que acontecen, consolar y ayudar en ocasiones, es parte del trabajo de un periodista cuando quiere hacer una historia apegada a la verdad, narrando a través de un medio de comunicación una noticia determinada.
Sin embargo, llevar esa información al lector, oyente o televidente tiene un costo emocional, que puede ser positivo o negativo, dependiendo del hecho de que se trate y que puede dejar alegría, pero también tristeza o estrés.
Han pasado muchos años, pero no se ha podido olvidar la historia de aquel hombre trastornado que se atrincheró en una casucha del barrio La Zurza, a orillas del río Ozama, y que sostenía un afilado cuchillo en el cuello de un niño de unos siete años, que minutos antes había secuestrado.
El triste recuerdo, que no llegó a más grave por la sabia intervención de un negociador de la Policía, llegó a la mente de quien escribe mientras escuchaba a Marta Quéliz contar a varias amigas la angustia y todo lo que lloró de impotencia, al ver la situación de pobreza extrema en que viven los niños a ambos lados de la frontera entre Haití y República Dominicana.
Aunque han pasado varias semanas, sus reportajes sobre niños que, aunque comparten igual miseria tienen realidades distintas, se habían publicado, y aún así sé que ella no se ha recuperado de la tristeza de vivir el drama de estos pequeños y ver por ejemplo, cómo uno de ellos guardaba como un tesoro, la caja de cartón que le servía de cama. Otras historias han marcado a un gran grupo de peridistas de aquí y de allá.