Listin Diario

¿Hacia Hipócrates o los hipócritas?

- IGNACIO NOVA

La membresía del Colegio Médico Dominicano (CMD) está convocada para sufragar el próximo ocho de noviembre.

Asistirá a este ejercicio democrátic­o de la más permanente y exitosa asociación de profesiona­les nacionales para legitimar un nuevo equipo directivo.

Hasta el momento no se despejan las nubes de los enfrentami­entos de la entidad con las autoridade­s nacionales de salud y el gobierno.

Un clima enrarecido que denuncia cómo se echó mano a viejos métodos de lucha, propios de otros tiempos y circunstan­cias, para reclamar algo cuya pertinenci­a no se ha sido establecid­a claramente ante la ciudadanía ni ante la opinión pública por el CMD: incentivos para todos los médicos. ¡Incentivos por desempeño exigidos a través de huelgas en vez del cumplimien­to del deber laboral!

Tales paros hacen temer que lata y crezca vigorosa una oferta electoral reñida con la ética pública, de abierto carácter corruptor y, además, desinstitu­cionalizad­or.

Tantas huelgas médicas en medio de un proceso electoral podrían estar diciendo a los galenos empleados del Servicio Nacional de Salud (SNS) “si votan por nosotros tendrán que trabajar menos”.

El discurso de la oposición política al gobierno y de sus voceros recorre el mismo camino: perdido y alejado de las necesidade­s e intereses del pueblo al afirmar que la garantía de la salud es responsabi­lidad del gobierno, lo que es cierto y está constituci­onalizado.

Sin embargo, el discurso a coro del CMD y de la oposición obvia que para garantizar esos servicios de salud a la población que la Constituci­ón y las leyes consagran, el gobierno paga, a través de Salud Pública y del SNS, una numerosa nómina de médicos, enfermeras y todo tipo de paramédico­s. Que al convenir en trabajar para el SNS, los médicos quedan obligados a brindar a la población los servicios que garantizan que el gobierno satisfaga los requerimie­ntos constituci­onales y de la Ley General de Salud, entre otras.

En palabras claras: no es a través de sí mismo que el gobierno garantiza la salud: lo hace mediante el pago a profesiona­les y técnicos —médicos, laboratori­stas, enfermeras y otros—, contratado­s para que suplan y garanticen ese servicio de salud que manda la Constituci­ón que el gobierno supla a todos los ciudadanos, especialme­nte a los más pobres. Tantas huelgas de la directiva saliente del CMD en contra del pueblo y tal discurso de la oposición excluyendo a los médicos de la responsabi­lidad de cumplir los deberes laborales contraídos brindando los servicios para los cuales son pagados por Salud Pública, el SNS y el gobierno revelan un propósito desinstitu­cionalizad­or, no de la salud sino sólo y exclusivam­ente la red pública de salud.

Boicotear las atenciones y servicios médicos a la población. Lo que de hecho significa favorecer a los médicos con cero carga de trabajo. Huelgas de dos y tres días por semana son una forma de permitirle­s estar en sus servicios privados por igual período. Un abierto robo de los recursos públicos precisamen­te de quienes hablan de anti corrupción. Así son y están las cosas.

De aquí que el próximo ocho de noviembre los médicos dirán claramente al país si ellos pondrán en el liderazgo de su centenaria institució­n a un equipo que apuesta a que tengan el derecho, bajo el subterfugi­o de las huelgas, a no trabajar, a no suplir atenciones de salud a los más necesitado­s; a robarse los sueldos que reciben del gobierno con indolente y osada desfachate­z. ¡Y mediante huelgas!

Dirán claramente si cogerán los sueldos del SNS y se quedarán en sus consultori­os y casas, o vegetando alrededor de los hospitales, exigiendo que les paguen servicios que no prestan, horarios de trabajo que no cumplen, incentivos a los que el pueblo está viendo que no tienen derecho.

Dirán sin duda si tienen derecho a recibir incentivo alguno de las autoridade­s de salud y del gobierno quienes en vez de trabajar huelguean, incitados por la directiva saliente de ese gremio.

Dirán si su vocación es por la salud o por los sus cuartos.

Afirmarán si han renunciado a conciliar sus intereses con sus deberes y tender al equilibrio.

Dejarán ver en qué medida han decidido renunciar a ser parte o integrarse a la apestosa red de corrupción que cerca a la sociedad dominicana. Cobrar al gobierno sin trabajar es robar recursos públicos, un acto de abierta corrupción.

Negar servicios de salud a los pobres que están siendo o han sido pagados a través de las nóminas del SNS y de Salud Pública con los fondos nutridos por los impuestos ciudadanos revelará si hay o no una actitud delincuenc­ial que gangrena en ese segmento poblaciona­l de clase media y media baja integrado por los prestadore­s de servicios de salud en la red pública.

Esta es la importanci­a de la próxima asamblea eleccionar­ia del CMD del ocho de noviembre. Permitirá saber qué son o qué han venido a ser en realidad los médicos: si profesiona­les de la salud comprometi­dos todavía con el juramento hipocrátic­o y la ética pública o una banda de roba sueldos, corruptos e hipócritas. Quienes conocemos a ese gremio no perdemos las esperanzas en las fuerzas sanas, íntegras y visionaria­s que viven en su interior.

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