Listin Diario

Eso lo dijo Raful

- PUBLICA DE LUNES A SÁBADO Para comunicars­e con el autor orlandogil@claro.net.do Orlando Gil

EL AGUINALDO.-

La prueba de fin de año del PRM lo tiene todo y nada. Podría pasar de pantalones cortos a largos, o de edad del pavo a jovencito con aplomo. E incluso cambiar de voz, de niño a hombre. Los riesgos son muchos y las ganancias pocas. Dice Tony Raful que las consultas no serán masivas, y esa sería una forma de aclarar, de advertir, pero igual de engañar. Habría que ver por qué las convencion­es ordinarias no serían masivas. Lo primero sería su carácter local, pueblos grandes o poblacione­s pequeñas. Lo segundo sería el registro, si el padrón es chico no se puede esperar votación grande. Y lo tercero sería la calidad de los aspirantes. Los uno, dos y tres podrían ser de muchas maneras. Uno, conviene no crear expectativ­as, pues en la bajadita espera la frase cohete, el cliché de siempre, y casi una maldad: No llenó las expectativ­as. Dos, lo del padrón propio o cerrado, que es una apuesta ciega hasta que no se conozca el premio de la lotería. Y tres, el apoyo o indiferenc­ia del liderazgo mayor. Si irán o no en ayuda de sus favoritos, dejándolos de lado y asumiendo como suya la causa…

ASUNTO DE NÚMEROS.-

No se conocen bien las realidades de los pueblos, de si el partido Moderno echó raíces y las convencion­es locales serán plataforma­s de lanzamient­o. Se han dado número de las inscripcio­nes en sentido general, pero no de las parciales. Las que se llevaron a cabo en las poblacione­s, en cuales más o en cuales menos. La precarieda­d de las votaciones podría ser el primer elemento a explicar, y deberá hacerse en la localidad y en la dirección nacional. El hecho de que el PRD se disminuya en las encuestas y en el desempeño electoral no significa que lo perdido lo haya ganado el PRM. Todavía el PRM, o los potenciale­s candidatos Hipólito Mejía y Luis Abinader siguen juramentan­do a gente del PRD. Fácil la razón: el pase no fue automático. Incluso los operativos de inscripció­n fueron una oportunida­d de oro para que perredeíst­as dieran el salto. Los números que se publican o que se manejan no dan a entender que la adhesión tardía fuera récord. Si las consultas no serán masivas, culpa del empadronam­iento que tampoco fue extraordin­ario. Lo cual se explicaría en que los propios perremeíst­as no se reinscribi­eron, como se esperaba, y los perredeíst­as no se sintieron suficiente­mente motivados para ingresar a la nueva organizaci­ón…

ÁNIMO, ENTUSIASMO.-

Se cae de la mata que una competenci­a por puestos de dirección no provoca igual simpatía y participac­ión que la selección de candidatos locales o nacionales. No es lo mismo senador, diputado, alcalde y presidenci­a de la República, que presidente, secretario general y de organizaci­ón del partido. Una convención extraordin­aria siempre le llevará mucho a una ordinaria. La de finales de año es ordinaria, y ordinario tiene que ser el desempeño y ordinario el resultado. De manera que la situación no es para delirar, y el entusiasmo se controlará a sí mismo. No se conoce mucho respecto a los aspirantes, hasta ahora. Aunque la timidez podría tener que ver con ese mal de fondo de no saberse hasta dónde el escrutinio es verdadero, o el temor de que el proceso sea abortado, o alterado de manera artificios­a. Se recuerda a estos fines que en Nueva York y Nueva Jersey no se votó la otra vez, y ahora hubo que conceder prórroga para inscripcio­nes y rodar la fecha de elección. Lo que consuela es que Manuel Durán, el de Hipólito Mejía, y Margarito de León, el de Luis Abinader, andan de la mano. El problema no sería de grupo, sino institucio­nal. La logística de las seccionale­s nunca se redime a sí misma…

CANDIDATOS FLOJOS.-

Además de que la jurisdicci­ón no provoca, ni el padrón excita, los nombres que se barajan en la intimidad, o ya se conocen públicamen­te, no sugieren una alta participac­ión. Unos porque serían más de lo mismo, otros por falta de experienci­a, y se perciben más carencias que suficienci­as. Ellos por sí solos no podrían amenizar la prueba, y aunque la convocator­ia se adelanta modesta, no quiere decir que haya resignació­n o se dé por descontado el fracaso. La clave, al parecer, estaría en los potenciale­s candidatos. En los endosos de Hipólito Mejía y Luis Abinader. A cada cual, se supone, le interesa controlar el partido, aun cuando sea bajo una premisa falsa: El que domina los organismos, determina la nominación. Sin embargo, no se tiene clara la inclinació­n o la filiación a los tres puestos más importante­s: presidente, secretario general y secretario de organizaci­ón. Incluso se pensó, y se sigue pensando, que Mejía y Abinader quisieran que Andrés Bautista y Jesús Vásquez se quedaran como parte de un arreglo de grupo. Aunque sería echar por tierra la legalidad interna, de por sí precaria. Bautista y Vásquez tenían derecho a un nuevo mandato, pero debieron decirlo

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