…Delincuencia, percepción
La sociedad dominicana sigue percibiendo que sus principales problemas son el bandolerismo callejero, la criminalidad y la inseguridad ciudadana, factores determinantes para que el Gobierno y el presidente Danilo Medina obtengan sus peores calificaciones en la lucha contra la delincuencia…
…A pesar de las evidencias que aportan las últimas encuestas, desde el Gobierno se manejan estadísticas que contradicen lo que la gente expresa, mientras el Observatorio de Seguridad Ciudadana se difunde cifras que indican que la delincuencia se ha reducido, que las muertes violentas por cada 100 mil habitantes ha decrecido de 21 a 16 en los últimos años, y que las querellas por atracos y robos también han descendido sustancialmente. Por tanto, atribuye a una percepción errónea la alarma generalizada de la población ante la delincuencia que padece la sociedad dominicana.
En base a ese criterio, desde hace unos meses los estrategas del Gobierno han dispuesto la administración de las informaciones oficiales sobre hechos de violencia. La Policía ha dejado de ofrecer los tradicionales partes diarios, y solo se refiere al tema cuando se trata de acontecimientos escandalosos que no pueden ser ignorados porque consternan a la sociedad.
A pesar de eso, la delincuencia continúa siendo el problema de mayor perturbación de la sociedad dominicana, por encima la corrupción y la masiva inmigración ilegal haitiana que han ocupado las portadas de los diarios y han consumido miles de horas de radio y televisión a lo largo de este año.
Como norma general, sin embargo, las estadísticas sólo se responden con estadísticas… Y como las únicas válidas con que se cuenta son las que ofrecen las autoridades, habrá que confiar en que al menos estadísticamente la delincuencia ha bajado. Las conductas sociales, no obstante, no figuran en esas estadísticas y no pueden medirse en encuestas sino a partir del comportamiento de la gente indicando el fracaso de las políticas implementadas desde el Estado, para combatir la delincuencia y el crimen organizado.
Por ejemplo, las personas comunes suelen alarmarse ante el paso cercano de un motor, simplemente porque más del 80 por ciento de los atracos y asesinatos se comenten desde motores… Sin embargo, no se han aplicado correctivos ni controles a estos vehículos; aún se aguarda por las numeraciones de las chapas y por la obligatoriedad en el uso de chalecos y de los cascos de seguridad, cuestiones elementales que permiten identificar a sus usuarios.
Mayor muestra aún de la indefensión que sienten los ciudadanos, son los cada vez más frecuentes linchamientos que se producen contra asaltantes o supuestos asaltantes atrapados infraganti en pleno delito, lo que demuestra que la gente ha dejado de creer en el sistema de justicia…
…Porque normalmente cuando la víctima de un delito presenta una querella en la jurisdicción policial o judicial y el victimario es arrestado y sometido a la Justicia, esa persona debe apoderar abogado o, al menos, darle un seguimiento cercano a todo el proceso, y cuando acude a las audiencias es exponerse a las amenazas, insultos y agresiones de los familiares, amigos y relacionados del delincuente. Para exponerse a eso hay que tener entereza y sed de justicia. Y a veces tampoco sirve para que la Justicia sancione ejemplarmente al delincuente.
No puede andar bien un país donde se revictimice al ciudadano de bien y se premie a su victimario porque el régimen de consecuencias sea prácticamente inexistente… Cuando un hecho delictivo se convierte en escándalo, sale a la luz que casi siempre los malhechores tienen decenas de fichas, varios sometimientos, y en algunos casos hasta se encuentran sometidos a medidas de coerción. Cosas como esa hacen que el dominicano sea descreído y desconfiado con el sistema de Justicia… Y esas cosas no figuran en las estadísticas oficiales.
El Presidente Medina está a tiempo de reencauzar la política de seguridad ciudadana de su gobierno, pero el mejor camino no es atribuyéndole culpa al elemento sin rostro que es la “percepción” con el fin de restringir información… Hay que trazar políticas que eliminen de cuajo el germen de la delincuencia que habita en la pobreza y en la falta de oportunidades.
Pero, más aún, es necesario diseñar planes integrales e incluyentes que permitan combatir con eficiencia a los delincuentes actuales, que son muchos y cada vez más osados y temerarios. El 9-1-1 es un excelente programa, pero como he dicho en otras oportunidades y repito ahora…
¡… No ha sido inteligente poner todos los huevos en la misma canasta!