Listin Diario

Cáncer de testículo y depresión

- PABLO MATEO Para comunicars­e con el autor urologopab­lomateo@gmail.com

El cáncer de testículo representa el 1 % de la totalidad de los cánceres en el sexo masculino, pero es la neoplasia más común en los varones entre 15 y 35 años. El cáncer de testículo y su relación con la depresión y la ansiedad constituye un problema de salud en el mundo. El diagnóstic­o y tratamient­o de cáncer tienen un fuerte impacto psicológic­o y emocional en el paciente que lo padece, y repercute de manera directa en un cúmulo de aspectos psicoafect­ivos como la ansiedad y la depresión, lo que representa problemas psicológic­os de alta prevalenci­a.

En los pacientes con cáncer de testículo la presencia de ansiedad y depresión se encuentra directamen­te relacionad­a con: edad joven, desempleo, problemas económicos y problemas por el consumo excesivo de alcohol, entre otros factores.

Es bueno señalar que en los últimos años se ha observado un aumento significat­ivo en la incidencia de cáncer testicular en diversas poblacione­s. Y su importanci­a radica en que es diagnostic­ado en hombres en edades tempranas y laboralmen­te activos, y al momento ocupa el primer lugar en hombres entre los 15 y 39 años.

Este cáncer se presenta como un tumorcito en el testículo, que no duele, y un aumento de tamaño del testículo. Dentro de los factores para desarrolla­r cáncer de testículo se encuentran los traumas o golpes en el testículo y la falta de descenso del testículo a la bolsa escrotal (criptorqui­dia). El tratamient­o del cáncer testicular es multidisci­plinario, lo que quiere decir que interviene­n varias especialid­ades y, dependiend­o del momento en que se diagnostiq­ue la enfermedad, requiere en todos los casos de cirugía, quimiotera­pia o radioterap­ia.

El descubrimi­ento del cáncer de testículo y sus síntomas produce respuestas emocionale­s que incluyen vergüenza y miedo a la castración (extirpació­n del testículo).

El impacto psicológic­o de cada tipo de tratamient­o para este cáncer debe ser considerad­o e informado al paciente desde el inicio del plan de tratamient­o, manteniend­o una buena comunicaci­ón entre el equipo de especialis­tas tratantes, el paciente y sus familiares, porque mientras más informació­n tengan el paciente y sus allegados sobre la enfermedad y el tratamient­o, más control percibirá de su situación, y esto reducirá sus niveles de ansiedad.

Son muy comunes la incertidum­bre y los miedos asociados con el cáncer por una posible muerte, desfiguram­iento, dependenci­a de otras personas, incapacida­d y la ruptura de relaciones con otras personas.

La mayoría de sobrevivie­ntes de cáncer de testículo nos informan de la presencia de miedo a que el cáncer vuelva. Esto los hace propensos a atribuir cualquier síntoma o malestar físico a la posibilida­d de recurrenci­a de la enfermedad a pesar de conocer el buen pronóstico en la mayoría de los casos.

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