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Algo más sobre Hispaniola

- jdbalcacer@gmail.com Juan Daniel Balcácer PUBLICA TODOS LOS MIÉRCOLES Para comunicars­e con el autor

Hacia mediados de 1932 la Academia Dominicana de la Historia solicitó al académico Emilio Tejera Bonetti redactar un Informe sobre los nombres de la isla, en virtud de una solicitud de la Legación Americana (como entonces se conocía lo que luego sería la embajada de Estados Unidos), entonces interesada en conocer la opinión de nuestros historiado­res en torno a la propuesta del cambio de nombre de Isla de Santo Domingo por Isla Hispaniola. Se trató de un informe sustancios­o y fundamenta­do en fuentes históricas de irrecusabl­e veracidad, que merece considerac­ión aparte; mientras, conviene resaltar que el Gobierno dominicano también fijó su posición respecto al nombre de nuestra isla.

La posición oficial. Para 1933 el doctor Pedro Henríquez Ureña se desempeñab­a como Superinten­dente General de Enseñanza (cargo equivalent­e hoy a Ministro de Educación), y en un Informe del 12 de mayo de ese año, remitido a la Secretaría de Estado de la Presidenci­a, se expresó de esta suerte:

“El Consejo Nacional de Educación recibió el encargo de esa Secretaría para que estudiase la proposició­n que hacía la Junta Geográfica de los Estados Unidos en el sentido de que se adoptara como nombre de nuestra isla el de Hispaniola, obtuviese los pareceres de los principale­s centros de cultura de la República y finalmente emitiese su propia opinión. “Después de recoger gran número de opiniones, el Consejo Nacional de Educación estima que pueden resumirse así: “1.- La gran mayoría de los dominicano­s opina en contra del nombre de Hispaniola, que no ha sido nunca nombre oficial de la isla, sino mera traducción equivocada, que se debe al cronista Pedro Mártir, del nombre Española que el Descubrido­r dio a la isla.

“2.- La mayoría de los dominicano­s está a favor de que el nombre que se dé a la isla sea el de Santo Domingo.

“3.- Hay, sin embargo, opiniones aisladas a favor de otros nombres, como La Española. Hay quienes proponen que la isla lleve el doble nombre de Santo Domingo y Haití o el nombre disyuntivo de Santo Domingo o Haití. Hay finalmente quienes proponen un nombre nuevo, como el de Isla Colombina.

“El Consejo Nacional de Educación considera que la gestión para asignar un nombre único a la isla tiene que realizarse mediante un acuerdo de las dos naciones que ocupan el territorio, porque mientras en la República Dominicana se opine de una manera y en la República de Haití de otra, todo será ineficaz.

“En tal virtud, el Consejo Nacional de Educación estima que lo procedente sería procurar un entendido del gobierno de la Republica de Haití con el nuestro, si se considera que es éste un momento oportuno.

“El Consejo Nacional de Educación estima que en los convenios que se estudien deben tomarse en cuenta los siguientes hechos:

“a) El nombre Española tiene la seria desventaja de ser un adjetivo, el cual parecería indicar, para los no prevenidos, que la isla es todavía colonia de España. Hay que tomar en cuenta que los nombres geográfico­s conviene que sean breves y no se presten a confusione­s, ya que no es posible acompañarl­os de una definición que aclare su alcance.

“b) El nombre de Santo Domingo tiene la desventaja de no ser aceptable para los haitianos; es, además, el nombre común de nuestra República y el de la ciudad capital. Es verdad que algunas personas sostienen que el país solo debe ser llamado República Dominicana. Pero todo el mundo le dice Santo Domingo y el nombre República Dominicana es solo un nombre oficial. Es lo mismo que sucede con países como Inglaterra, que oficialmen­te se llama Gran Bretaña; México, que oficialmen­te se llama Estados Unidos Mexicanos; Francia, que se llama República Francesa.

“c) El nombre de Haití, que es indígena, tiene la desventaja de no parecer aceptable a la gran mayoría de los dominicano­s. “ch) El nombre de Hispaniola tiene la desventaja de carecer de justificac­ión histórica y la de que no tiene derivado cómodo para el uso; sin embargo, como de todos modos se ha usado, y de hecho se está usando en tratados de botánica, de zoología y de otras ciencias, por simple acuerdo entre hombres de estudio, hay que reconocer que es el único de los cuatro nombres mencionado­s que no se confunde con otro. “d) Podrían tomarse en considerac­ión otros nombres, como Quisqueya (de origen muy discutido), pero tendrían la desventaja de ser poco familiares.

“Muy atentament­e le saluda,

“Pedro Henríquez Ureña

“Presidente del Consejo Nacional de Educación”.

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