LA BELLEZA ENTRA POR LA BOCA
La piel, el cabello y las uñas están en constante renovación, y por esa razón, necesitan un aporte constante de nutrientes, que se encuentran en diversos alimentos de la dieta diaria.
La alimentación es responsable del buen o mal funcionamiento del organismo y se hace evidente en el aspecto y apariencia física. Una dieta inadecuada o desordenada, sumada al estrés propio del actual ritmo de vida acelerado puede provocar que el cabello se vuelva frágil, quebradizo y sin brillo o excesivamente graso sin una causa aparente.
En el caso de las uñas se tornan blandas y pueden tener unas manchas blancas que aparecen y desaparecen. Mientras que la piel se puede resecar y descamar, dando un aspecto de descuido y falta de hidratación. Estos síntomas evidencian a un organismo cansado, anémico o con carencias nutricionales diversas, básicamente de vitaminas y minerales, explica la doctora Nelly Tejeda Medina, especialista en Nutrición y salud ocupacional.
Agrega que tanto la piel, el cabello y las uñas viven en constante renovación, por lo que necesitan un aporte continuo de nutrientes esenciales, ya que el déficit de algunas sustancias en la dieta puede provocar alteraciones en el crecimiento y en su apariencia.
Los nutrientes con mayor incidencia en la salud de nuestra piel, cabello y uñas son: las proteínas, minerales como el zinc, hierro, azufre, yodo, magnesio y calcio; así como también ciertas vitaminas como la C, la B2 o riboflavina, B3 o niacina, B5 o ácido pantoténico, B6 o piridoxina, vitamina A y finalmente ácidos grasos esenciales como (linoleico y linolénico).
Comer inteligentemente
Las carnes magras, huevos, pescados, lácteos, frutos secos, legumbres y todos los vegetales y frutas representan los principales alimentos que aportan y contribuyen al buen crecimiento y apariencia de estos tres elementos.
La forma ideal de integrar cada uno de esos nutrientes en la dieta, indica Tejeda Medina, se da a través del consumo diario o regular de los alimentos correctos. También con la incrementación de productos integrales, tomar al menos cuatro o cinco piezas de fruta al día, tomar más agua y aumentar la ingesta de verduras.
“A través de una dieta balanceada, que equilibre las proteínas, nutrientes y vitaminas. La idea es tener todos los grupos alimentarios en porciones adecuadas, pues hasta el agua en exceso afecta la salud”.