Una familia que construye un legado sostenible
Maritza López y Héctor Ortiz exhiben una familia comprometida en dar lo mejor de sí para construir una mejor sociedad.
Una familia cimentada en columnas de amor y valores que la mantienen firme y la hacen perdurable en el tiempo, es el modelo elegido para esta sociedad por Héctor Ortiz y Maritza López.
Siempre estuvieron conscientes de que tener hijos era una responsabilidad muy grande y desde que éstos llegaron empezaron un proceso de renuncias y ganancias en todos los aspectos; para así criarlos, en parte, reproduciendo los modelos aprendidos, pero dando prioridad a sus convicciones.
Así empezaron esta travesía con Francisco, Giselle y Michell. Cuando López mencionó sus nombres un brillo indescriptible se veía en sus pupilas negras. Quienes la conocen dirían, es de orgullo, pero hay algo más, y es el reflejo del inmenso amor y abnegación de una madre que ve un sueño hecho realidad. La dama dice: “Mis hijos son maravillosos, Francisco es cariñoso, ‘el gobernado por las mujeres de su casa’. Es que su papá le inculcó desde pequeño lo mismo que decía su abuelo; cuando una mujer te diga tírate, busca la ventana más pequeña, porque tendrás que hacerlo’.
“Giselle es fuerte de carácter e independiente, pero brillante, muy preparada, al igual que Francisco. Me enorgullecen, porque han sabido devolver con su comportamiento todo el esfuerzo que hemos hecho para criarlos y educarlos. Michelle, también, ha respondido a la forma y el esfuerzo. Es la única que ha seguido mis pasos en la política y le gusta hacer trabajo social. Le aconsejo todos los días; que vaya despacio, y que haga las cosas de forma correcta y con mucho amor para que llegue lejos...
Cuando le toca hablar de su esposo, el empresario Héctor Ortiz, su tono de voz es más sobrio, y con una mirada profunda, como quien busca en los recuerdos dice: “Amo y valoró mucho a mi esposo. Me dediqué a la política, y él a los negocios, pero siempre vamos en una misma vía a la hora de emprender proyectos y resolver las situaciones, propias de toda familia”.
Sentada en el salón de actos Arturo J. Pellerano Alfau de esta editora, y con mucha gallardía, narra vivencias de su vida familiar. Y con una risa que me contagió, cuenta que nunca llama a su esposo por su verdadero nombre, siempre le dice “Ovejo”. Apodo por el cual es conocido entre familiares y amigos. Este detalle, según una amiga de la familia, es una señal de que sigue enamorada, como aquel día cuando lo visitó por primera vez en su pueblo natal, y decidió sustituirle el nombre por el apodo.
Aún recuerda cuando se conocieron en la Universidad Católica Madre y Maestra, donde estudió una Licenciatura en Administración de Empresas. Y gracias a Dios, según ella, tienen 41 años de casados y la empresa Electromédica desde 1978.
Maritza López heredó de su padre Prudencio López el amor por la política, rol del cual está muy orgullosa en desempeñar por los logros obtenidos, siendo uno de los más prominentes al ser la única mujer presidente de un partido.
Esta trayectoria se ha consolidado con posiciones como la que hoy ocupa de Secretaria de Estado y directora general del Instituto Nacional de Auxilios y Vivienda.
Reconoce que le ha robado mucho tiempo a su familia por sus roles, pero siempre ha tratado de ser equilibrada en todos los aspectos.
“Si Héctor y yo tenemos esta familia ha sido porque ambos nos enfrascamos en dar lo mejor de nosotros, teniendo como sostén los valores que nuestros antecesores nos dejaron como legado”.