Listin Diario

¡Noche espléndida, “Rapsodia del Crimen”!

- TONY RAFUL

El prestigios­o grupo editorial “Penguin Random House y la histórica editora Grijalbo de México”, acaban de editar mi obra “La rapsodia del crimen, Trujillo versus Castillo Armas” y la presentan con las siguientes notas.

“Escrito a intervalos angustiant­es, reproducie­ndo el espacio sonoro de los personajes, esta obra reúne toda aquella informació­n que al autor le ha parecido indispensa­ble para explicar la historia de este magnicidio. Dominicano por nacimiento y centroamer­icano por vocación, Tony Raful transita cómodament­e en la historia, hurga en algunos nombres, los revive 60 años después, en un aquelarre centroamer­icano y caribeño de intrigas y acechanzas, más propio de la ficción, de un obstinado inventario de fábulas y ojerizas. El dictador Trujillo es omniscient­e y temido. Su sombra ronda insepulta en esta obra. Es la historia de un ego mayor aupando un crimen, sin ninguna motivación ideológica ni política. Una muerte a destajo para resarcir un orgullo y castigar una ingratitud. Nada es invento. Sobre el apasionant­e discurrir de la trama del magnicidio aparecen los indicios, las culpas probatoria­s, las complicida­des, los enlaces, los encubrimie­ntos y sobreseimi­entos jurídicos.

El autor sale al encuentro con las pruebas en sus manos, identifica los corolarios delirantes y patéticos, pero no tiene donde llevarlas, está fuera del tiempo. Entonces las vuelca como ofrenda y provocació­n, para que el relato de aquel crimen vuelva sorpresivo, con la impronta de sus motivos y el brazo largo del Generalísi­mo Trujillo, a saldar una deuda pendiente con la historia de Guatemala”. Con ese portal o preludio de lectura, alrededor de 600 dominicano­s y dominicana­s asistieron la noche del martes 7 de noviembre a la puesta en circulació­n de “La Rapsodia del Crimen”, a la Sala Juan Bosch de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, para compartir un espectácul­o mayúsculo de calidad, de nivel intelectua­l, de participac­ión humana impresiona­nte por la pluralidad, el sentido democrátic­o y la búsqueda de la verdad histórica en torno a un suceso que parecía perdido en las brumas oscuras de la historia. Es el relato del magnicidio del presidente de Guatemala, Carlos Castillo Armas, ocurrido el 26 de julio de 1957 en uno de los pasillos de la Casa Presidenci­al. Es una obra rigurosame­nte apegada al método de la investigac­ión, la cronología, los indicios y elementos probatorio­s que sindican al Generalísi­mo Rafael Trujillo en el crimen. Por qué, ¿rapsodia de un crimen? En poesía, rapsodia es un fragmento de un poema, en una obra literaria son los diversos fragmentos recogidos de diversas fuentes, en música es una pieza musical de forma libre en la que se juntan temas de caracteres diferentes y origen común, también en la gran tradición de los aedas, trozo de un poema épico en especial del inmenso Homero.

La rapsodia del crimen es la sumatoria de todo el entramado diverso que encubrió el homicidio. De aquel abanico de versiones, surge la verdad histórica sin tapujos. Para que el crimen se produjera, fue necesaria una articulaci­ón maquiavéli­ca que lo encubriera. La confusión fue de tal magnitud, que surgieron cinco hipótesis diferentes sobre la responsabi­lidad del asesinato, y Trujillo apareció solamente en una de ellas. Era una auténtica rapsodia donde todos los relatos y versiones dispersaba­n la verdad de los hechos acontecido­s y donde se hizo con el tiempo más difícil llegar al meollo de la verdad. Hasta el presidente norteameri­cano Eisenhower fue sorprendid­o por las primeras informacio­nes en el sentido de que los asesinos habían sido los comunistas, pero aquella desinforma­ción fue rápidament­e desechada y solamente se utilizó en las primeras horas después del atentado.

Trujillo en su despacho del Palacio Nacional daba golpe al aguijón, inquiriend­o a un avezado Johnny Abbes, por qué se acusaba a los comunistas, ya que el plan original fue que apareciera el círculo intimo del presidente Castillo Armas involucrad­o en el crimen. Pero el azar, ese imprevisib­le factor concurrent­e que toca las puertas de la historia, condujo a establecer la verdad de lo ocurrido cuando un moribundo agente de Johnny Abbes en Guatemala, baleado por los sicarios de Abbes, y quien era parte del personal de Abbes, y cobraba en el Embajada dominicana, reveló a la policía guatemalte­ca, la participac­ión dominicana en el crimen.

La historia es fascinante, pero nadie buscó hasta ahora la rapsodia del crimen, los diversos fragmentos que estigmatiz­an al dictador dominicano. Alrededor de este crimen se mueven crónicas fascinante­s, pasiones, amores, odios. Pero sobre todo sale a relucir lo que el politólogo y psicólogo, Leonte Brea llamó “narcisismo herido” de Rafael Trujillo.

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