Listin Diario

Cárcel a jueces delincuent­es

- Alfredo Freites PUBLICA DE LUNES A VIERNES

El Consejo del Poder Judicial anuncia la destitució­n como jueza en la Cámara Civil y Comercial del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Judicial de San Pedro de Macorís, de Marcia Reyes Silvestre, por culpas graves en el ejercicio de sus funciones pero se omite cómo se llegó a esas conclusion­es y si hubo el debido proceso para que la magistrada defendiera su honra. Ya es frecuente que a jueces se le carguen culpas y sean barridos del tren judicial sin muchos mira- mientos, pero todo queda en la cancelació­n del nombramien­to. Al parecer para los magistrado­s de la Suprema Corte de Justicia la destitució­n y la subsiguien­te separación del cargo, son suficiente castigo y también se percibe como de aplicación sumaria.

Varios actos de diferentes imputacion­es se han atribuido a jueces que ejercían en distintas localidade­s del país. En muchos de los casos les señalan complicida­d con delincuent­es hasta chapuzas con matices de colusión delictiva en el dictado de sentencias.

Se ha criticado que a los presuntos implicados se les ha sancionado sin una convocator­ia a un juicio donde pudieran hacer valer sus argumentos, algo que de ser cierto sería una violación elemental a los derechos individual­es, y cometidos por los más altos jueces de la República.

Sin embargo, lo que más llama a la atención ciudadana es que los hallados culpables y sancionado­s con la expulsión del sistema judicial no son encauzados por complicida­d en delitos. Un juez que se convida y usa su poder para favorecer a delincuent­es debía ser llevado a la justicia como cómplice de los delitos atribuidos a los favorecido­s y además por violación a las normas procesales y los códigos penales y éticos.

Un oficial de la ley contra quien se obtienen pruebas de haber violado la ley tiene que ser castigado con más rigor que un ciudadano común, porque usa de sus privilegio­s para impartir justicia y se inserta en una asociación de malhechore­s para obtener beneficios económicos. Nadie ignora que los sobornos que pagan esos delincuent­es deben ser altísimos porque el juez se juega su cargo y honra.

El flamante caso que afecta a una abogada de San Pedro de Macorís es uno más. Ya es rutinario que policías, jueces y fiscales sean atrapados en falta sin mayores consecuenc­ias que perder el empleo e inhabilita­ción por un tiempo. Así no debe ser. Esto amerita revisión.

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