Niverka dice no es un cumplido
La callada atleta no combina el deporte con los estudios con la simple intención de satisfacer un ego personal o el de sus padres. No se trata de recibir un título profesional para “no quedarse atrás” y no ejercer nunca lo estudiado como a menudo sucede.
“Claro que para mis padres es muy importante que nosotros, los tres, estudiemos, nos preparemos, pero también yo lo creo así”, subraya.
“A mí también me interesa el área académica. Quiero desarrollarme en todo lo que pueda para cuando concluya mi vida deportiva”, apunta la encargada de articular el ataque de la selección nacional de voleibol.
“No me gusta estudiar para colgar títulos. Yo he estudiado varios idiomas y es porque me gusta”, enfatiza la jugadora de 5´10 de estatura, tez clara y ojos color miel, con la seguridad del que está enfocado en lo que quiere.
Por su capacidad para poder comunicarse en los distintos compromisos que tienen “Las Reinas del Caribe”, el dirigente Marcos Kweik suele llevarla a las conferencias de prensa que se realizan antes y, sobre todo, después de los juegos.
La vida se le hizo fácil cuando en el 2016 reforzó al equipo Le Cannet, en la Liga Francesa, donde permaneció varios meses jugando y, de paso, perfeccionando el llamado “idioma del amor”, ante el cual quedó seducida y no oculta su predilección sobre los demás.
“Soy amante del francés. Me encanta escuchar a las personas que saben hablarlo perfectamente. Así se oye muy lindo. El inglés también me gusta mucho”, confiesa.
Tres años antes, en el 2013, fue contratada por el Igtisadchi Baku, en la Súper Liga de Acerbayán, y aun cuando allí se habla el aceri y un poco de turco, ella no tuvo problemas porque el inglés es el idioma universal del deporte.
Embajadoras
“Me gusta conocer gente y tambien quiero ejercer mi carrera. Me gusta mucho y quiero trabajar en el área diplomática. Vamos a ver qué nos depara el futuro”, agrega Marte, quien inició su carrera como atacante, posición en la que formó parte del Sexteto Estrella del Norceca Juvenil del 2008. Contrario a otros atletas que se decantan por carreras relacionadas con el deporte, como la Educación Física, Ciencias Aplicadas al Deporte o el periodismo deportivo, ella prefirió una que, de alguna manera, le permitirá seguir defendiendo o representando a su lar nativo.
“Nosotras, como voleibolistas y representantes del país, ya somos en sí embajadoras”, destaca esta atleta de bajo perfil, pero prominente integrante de la popular selección nacional femenina.
Su manejo impecable del español y nivel educacativo están muy por encima del de sus coletas deportistas y del común de los dominicanos.
“Cuando sales por ahí llevas una bandera, un país sobre tus hombros”, expresa la estelar acomodadora, quien suele pasar varios meses del año cumpliendo compromisos internacionales con el equipo en Japón, China, Corea, Rusia, Italia, Brasil, España, Holanda, Serbia, Francia, México, Puerto Rico, Estados Unidos y Canadá, principalmente.
“Uno se siente importante para su país porque lo estás representando, tratando de llevarlo en lo más alto. Eso también quiero hacerlo en el área académica”, manifiesta la atleta, quien aprendió el portugués platicando con el entrenador Kwiek, el asistente Wágner Pacheco y otros miembros del cuerpo técnico que son de nacionalidad brasileña. Los entrenamientos, reuniones en salas de video realizadas con el objetivo de conocer mejor a sus rivales y trazar estrategias, les dejan poco espacio a las jugadoras para enriquecer el intelecto.
“El tiempo uno lo recicla en entrenamiento, descanso y juego, pero uno aprovecha el poco que le queda”, dice Niverka, quien en la medida de lo posible se inclina por relacionarse con jugadoras extranjeras a los fines de hablar en otros idiomas y aprender de sus culturas.
“No viajo a otros países solamente para jugar y quedarme en el hotel”, señala “Nive”, quien tiene en mente jugar en dos mundiales más y pensar en el retiro luego de las Olimpíadas de Japón (2020), fecha en la que se visualiza graduada de Diplomacia y Relaciones Internacionales, así como lista para casarse y formar un nuevo hogar. Ya estuvo en las de Londres, Inglaterra (2012) y Rio de Janeiro 2016.
“Es bueno en el futuro tener gente de otros países que en un futuro tú puedes contar con ella. Eso es muy importante para la carrera y los idiomas”, argumenta.
Niverka es un referente de la atleta ideal que República Dominicana siempre aspira tener. Ella demuestra en la cancha y en el aula que sí se puede mezclar el deporte con los estudios, aunque para esto último se vea precisada dedicar las horas en que sus compañeras duermen para descansar y reparar energías perdidas.
Y para el amor, ¿deja tiempo el voleibol?
“Jajaja...sí, claro, Dios me dio una pareja comprensiva y que le gusta lo que hago. Por lo tanto me apoya un ciento por ciento”.