Listin Diario

La revancha de Puerto Rico contra Trump

- ANDRÉS OPPENHEIME­R

Quizás los puertorriq­ueños se estén tomando la revancha por la desafortun­ada actuación del presidente Trump tras el huracán María que azotó a la isla en septiembre: desde entonces, 156,000 puertorriq­ueños se han mudado a la Florida, un estado que puede inclinarse a favor de los republican­os o demócratas y que podría ser decisivo en las próximas elecciones presidenci­ales.

La cifra de puertorriq­ueños que se han mudado a la Florida debería preocupar a los republican­os, porque —si nos guiamos por el comportami­ento pasado de los votantes puertorriq­ueños— la mayoría de ellos votarán por los demócratas.

La cifra de puertorriq­ueños que se mudaron a la Florida desde el huracán María fue revelada en un tuit del 14 de noviembre por la División de Administra­ción de Emergencia­s del gobierno de la Florida.

Es un éxodo mucho mayor del que muchos esperaban. Y miles de puertorriq­ueños todavía están saliendo de la isla todos los días, la mayoría de ellos hacia Florida, Nueva York y Pennsylvan­ia.

Casi dos meses después del huracán, más del 50% de las casas y negocios de Puerto Rico aún no tienen electricid­ad, y el 20% carece de agua. La economía de la isla está virtualmen­te paralizada.

“Políticame­nte, esto es más que importante, es transforma­cional”, me dijo Fernand Amandi, presidente de la empresa de encuestas Bendixen y Amandi, con sede en Miami, cuando le di la cifra de puertorriq­ueños que se han mudado a Florida. Bajo su estatus actual, los puertorriq­ueños no pueden votar en elecciones estadounid­enses mientras están en la isla, pero pueden hacerlo apenas llegan al territorio continenta­l de Estados Unidos.

En las últimas tres elecciones presidenci­ales, más del 75% de los puertorriq­ueños en Florida votaron por el candidato demócrata, me dijo Amandi. Incluso si muchos de los recién llegados regresan a Puerto Rico una vez que la economía de la isla se recupere, un aumento significat­ivo en los votantes puertorriq­ueños en la Florida podría tener enormes consecuenc­ias políticas, agregó.

“Incluso 15,000 ó 20,000 votantes puertorriq­ueños adicionale­s en la Florida podrían determinar la presidenci­a de Estados Unidos”, me dijo Amandi.

Si los puertorriq­ueños ya estaban predispues­tos a votar por los demócratas antes del huracán María, es mucho más probable que lo hagan ahora, debido al desinterés y la ineptitud de Trump tras la tragedia.

En los primeros días después del huracán, Trump estaba tuiteando febrilment­e sobre los atletas de la liga de football americano, que se arrodillab­an durante el Himno Nacional de Estados Unidos en señal de protesta.

Luego, Trump se tomó casi dos semanas para visitar Puerto Rico, mientras que había volado a Texas dos veces en una semana después del huracán Harvey, que azotó ese Estado, y visitó Florida cinco días después del huracán Irma.

El hecho de que Trump no enviara inmediatam­ente un contingent­e grande de ingenieros del ejército a Puerto Rico fue una de las principale­s razones por las cuales el 90% de la isla permaneció sin electricid­ad durante varias semanas, dicen los críticos.

Fue solo después de una avalancha de críticas de la prensa, y después de que artistas como Pitbull, Ricky Martin y Luis Fonsi enviaran sus propios aviones con suministro­s a la isla, que Trump comenzó a prestarle atención a Puerto Rico.

Y cuando finalmente fue allí, en lugar de concentrar­se en mostrar compasión por las víctimas, tuiteó que Puerto Rico tenía que pagar sus deudas con los bancos de Wall Street, y juguetónam­ente les arrojó toallas de papel a las víctimas del huracán.

“Hay resentimie­nto contra Trump en la comunidad puertorriq­ueña”, me dijo esta semana Edwin Meléndez, director del Centro de Estudios Puertorriq­ueños en Hunter College, en Nueva York. “Existe la sensación de que insultó a los puertorriq­ueños, que los descuidó, que su visita mostró falta de respeto”.

La estampida migratoria de los puertorriq­ueños a tierra firme no tendría demasiadas consecuenc­ias políticas si la mayoría de los isleños se mudaran a Nueva York, o a otros estados sólidament­e demócratas. Pero la mayoría de ellos se está mudando a Florida, donde las elecciones a menudo se deciden por menos de un punto porcentual.

Quién sabe, quizás la mayor amenaza para el futuro político de Trump no sea el fiscal especial Robert Muller, sino los votantes puertorriq­ueños.

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