Hacer bien es siempre legal

Hace falta poca imaginación para comprender el intenso antagonismo farisaico al que Jesús estuvo enfrentado durante su ministerio. Un sábado, el Maestro entró en una sinagoga judía. Allí había un hombre que tenía una mano seca; y los fariseos preguntaron a Jesús, para poder acusarle: “¿Es lícito sanar en el día de reposo?”. Él les dijo: “¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si esta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano y la levante? Pues, ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo”.

La tradición judía no permitía atenciones médicas o curativas en el día de reposo, a menos que fueran situaciones de vida o muerte. Pero ninguna ley del Antiguo Testamento prohibía expresamente que se aplicara medicina, curación o cualquier acto de misericordia en sábado. De modo que hacer el bien es siempre legal.

Cristo demostró que las obras de compasión son lícitas y propias aun en el día de reposo. Además de la adoración tributada en sábado, se podía atender al enfermo, aliviar al pobre, ayudar a los que necesitaban alivio urgente, enseñar a los jóvenes a cuidar sus almas y otras acciones piadosas.

En seguida Cristo acomodó el hecho a la palabra sanando al enfermo. Le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Y él la extendió y le fue restaurada sana como la otra. Entonces los fariseos, en vez de adorar a este Cristo maravilloso, salieron airados de la sinagoga y comenzaron a hacer planes para matarle. (Ver Mateo 12:9-14)