“Insatisfacción”
INSATISFACCIÓN:
Como humanos muchas veces pedimos tener algo pero cuando obtenemos o adquirimos lo deseado, nos aburrimos y ya queremos otra cosa. Por lo general siempre pensamos que hay algo más que nos puede hacer sentir satisfechos, pero cuando ese algo más llega, tampoco se remedia la insatisfacción.
La insatisfacción es uno de los males que más está corrompiendo el género humano. El insatisfecho no valora lo que tiene, y siempre quiere más, subestima lo que le corresponde y anhela lo que no le pertenece. La insatisfacción se aprovecha de la inmadurez, la ingratitud, la ignorancia y el sentido de ser merecedores; es como la carcoma, nadie la nota, pero avanza latentemente hasta dañar todo el interior y alrededor. Los atletas sufren altamente de este mal. Los que logran escalar profesionalmente en la ladera deportiva, empiezan a entrenar el ojo en nunca saciarse con lo que tiene y consigue. Este comportamiento se ve reflejado en la adquisición de artículos materiales tales como casas, vehículos, vestimentas, así como en el sentido familiar, esposas, hijos y personas que les asisten. El atleta insatisfecho lucha y se esfuerza por conseguir establecerse, y una vez lo hace no valora con la estima correcta lo que soñó obtener, en lo profesional, familiar y personal.
La insatisfacción lleva a cometer desaciertos de los cuales sólo queda agarrarse la cabeza. La mayoría de veces el atleta no está consciente, pues el mismo no entiende lo que lo mueve. El alma humana está sujeta a presiones sociales, ambientales y generacionales que demandan un comportamiento tal, que más que edificar, viene a dañar. El deportista entiende que se debe más a esos códigos culturales y sociales, que al aprender como manejarse. El insatisfecho busca más complacerse y complacer, aunque eso implique no hacer el bien, pues entiende que como ha trabajado tanto, merece darse gustazos, y no cuantifican el efecto que puede tener.
Un atleta que ha escalado tiene poca capacidad de escuchar y la insatisfacción en un corazón engrosado, es como una bomba con un detonador listo para explotar. Que atleta joven con dinero, fama, admiración, que ha venido de la nada, se va a limitar a estar satisfecho con lo que tiene si con esos tres elementos puede conseguir lo que le da la gana? Suena lindo, atractivo y jugoso como propuesta, pero lo que la insatisfacción no dice es que ella nunca se va, y continuará demandando más hasta drenar y agotar las fuerzas de quien la emplea.
El ser atleta profesional no es para todo el mundo pues no todos resistirán el manejar tanto sin una formación integral. Para que un atleta entienda que la limitación es una bendición hay que darle muchos jalones de oreja. Para que un atleta aprenda a disfrutar lo que le toca tiene que romperse mucho la boca. Dios quiere que el ser humano comprenda que tiene que valorar lo que Él le permite lograr en cada etapa y temporada con humildad. La insatisfacción siempre querrá que el ser humano se vuelva loco, abarcando más de lo que puede manejar sin limitación ni control. “Más vale toparse con una osa a la que le quitaron los cachorros que con un necio empecinado en su necedad.” Proverbios 17:12. No seamos necios, cedamos el control al dueño de esto que se llama Vida.