OTRO ATROPELLO CONTRA LA PRENSA
Rafael Castro es el periodista que tiene asignado el LISTÍN DIARIO en las fuentes aeroportuarias y su trabajo diario, desde hace muchos años, lo cumple regularmente en el aeropuerto de Las Américas.
Su conducta ha sido intachable y sus reportes noticiosos siempre han estado ajustados a la verdad. Nunca ha transgredido las normas internas que traza la empresa que administra esa terminal, pero tampoco las que establecen las autoridades militares, aeronáuticas, aduanales y de migración.
Inexplicablemente, Castro fue sometido a un humillante abuso y a un exceso de poder por parte del encargado de la seguridad del aeropuerto, al retenerlo durante una hora en sus oficinas para someterlo a un interrogatorio durante el cual le fisgonearon su teléfono celular en busca de fotografías y le prohibieron hacer entrevistas.
Todo vino a resultas de una queja que en esos momentos hacía al periodista Castro el gerente general de la línea aérea Condor por los largos retrasos que le estaba ocasionando a sus vuelos el sistema de chequeos de los miembros del Cuerpo Especializado de Seguridad Aeroportuaria (CESAC).
El gerente Nelson Pérez se quejó ante el periodista de que el CESAC solo coloca un agente para hacer los chequeos secundarios a centenares de pasajeros, una denuncia que según él ha hecho varias veces ante ese organismo y la empresa Aerodom. Tanto el gerente de la línea como el periodista del LISTÍN DIARIO en el aeropuerto fueron llevados prácticamente presos a la sede central del CESAC y allí los sometieron a interrogatorios.
Lo grave es que en el caso de Castro, incurrieron en una desfachatada coerción contra el libre ejercicio periodístico para obligarlo a revelar sus informaciones, le requisaron su teléfono con intenciones de hallar fotos y borrarlas y, sin mediar disposiciones de la justicia, lo mantuvieron una hora casi en condición de prisionero en la sede del CESAC. Para el LISTÍN DIARIO, esto es un abuso que condenamos con toda la indignación que cabe, no porque se trate simplemente de un periodista de nuestra empresa, sino porque Rafael Castro ha sido un profesional respetuoso, cumplidor de sus responsabilidades, un hombre decente, no un troglodita, delincuente o narcotraficante para que mereciera este maltrato.