El último trago con Arístides Incháustegui
El 15 de noviembre fui a visitar a Arístides Inchaustegui en la sala de Cuidados Intensivos de la clínica Abreu. Lo vi fuerte y con buen ánimo. Le dije como sé que te vas a levantar de esa cama, te traje esta película en DVD original para que la veas cuando te levantes de ahí. Sé que la vas a disfrutar, porque mientras yo la veía, por segunda vez, me acordaba de ti.
Se trata de la película de Werner Herzog “Fitzcarraldo” (1982) con Klaus Kinski. Narra la historia de un personaje amante de las óperas y fanático del tenor italiano Enrico Caruso, que se afana en difundir esta música entre los indígenas de las selvas Amazónicas del Perú.
Blanca Delgado interviene “…se parece a Arístides, que se afana tanto en difundir la música clásica en un país donde la mayoría de la gente no le interesa.”
Arístides me mira, sonríe y agradece el regalo del DVD, para de inmediato decirme “… la película que yo quiero volver a ver es aquella que tu nos invitaste a ver en tu terraza, como era que se titulaba? “En el último trago”, le respondo.
Pues cuando salga de aquí para que nos juntemos y la volvamos a ver, así yo invito a algunos amigos para que la vean, me dice.
Con mucho gusto. Le respondí. Solo tienes que avisarme cuando salgas y coordinamos.
La película que Arístides quería volver a ver, se trata de la estupenda película mexicana del 2014, dirigida por Jack Zagha Kababie, que rinde homenaje al gran compositor mexicano José Alfredo Jiménez y cuyo titulo es el mismo de una de sus canciones “En el último trago”.
Una noche invité a un grupo de amigos, entre los cuales estaba él, Blanca, Jimmy Hungría y Plinio Chaín, a ver esta película en el improvisado cine que tengo en la terraza de mi casa. Arístides, al parecer, quedó impresionado por el tema y la forma en que se aborda.
Tres amigos planean un viaje para cumplir la última voluntad de su amigo de toda la vida, muerto recientemente. Sus ochenta años no detendrán la gran aventura que les espera por tratar de llegar a la casa museo del autor de “Un mundo raro.” En los diálogos de esta película se aprecian letras de canciones del maestro José Alfredo Jiménez. Y en el filme la canción que titula la película adquiere connotación de despedida final: “Tómate esta botella conmigo. Y en el último trago… nos vamos”.
La noche del 21 de noviembre, me enteré de su partida.
Se fue Arístides y su partida me duele. Pero me deja la satisfacción de haber conocido un investigador minucioso, riguroso y exigente consigo mismo.
No conocí al cantante lirico y ni al artista popular de los sesenta. Conocí a un intelectual de una amplia formación, autor de muchos libros y trabajador incansable en la labor de rescatar textos y autores dominicanos, ya casi olvidados.
El legado que Arístides le deja a su país es extraordinario, inmenso y de inconmensurable valor. Más de cincuenta volúmenes publicados son muestra elocuente de ese legado. La mayoría de estos libros los publicó en colaboración con Blanca Delgado Malagón.
Arístides. Trataré de identificar y ubicar a los amigos que querías vieran la película y en honor a ti, los reuniré y veremos “En el último trago”. Hasta siempre querido amigo.