Hábitos y estrategias para curar tus finanzas
Ginette Quezada recomienda enfocarse en dos metas: reducir gastos y aumentar ingresos para lograr una salud financiera sostenible en el tiempo.
Llegó la temporada más vulnerable para sufrir la enfermedad financiera llamada deuda. Por razones simples, como no saber la diferencia entre ingresos, costos, inversión, gasto, o por desarrollar hábitos que nos dañan los presupuestos a tal forma que no nos alcanza el dinero más que para lo prioritario.
Para comenzar a curar nuestra vida financiera, sobre todo en estas fechas festivas, Fernando Germes, analista de Costos y Planeación, con más de cuatro años de experiencia, nos aconseja conocer las diferencias y particularidades de qué son ingreso, costo, gasto e inversión, ya que nos coloca a las puertas de buenas orientaciones para administrar nuestras finanzas. Germes detalla que los ingresos son las “gratificaciones” monetarias o en especie que recibimos cuando prestamos servicios, ya sea en nuestro empleo o negocio propio, así como también vendemos algún bien o producto. Este premio no viene de la nada, sino más bien atado a un esfuerzo que realizamos para ello; este “esfuerzo” es lo que conocemos de manera directa como el costo que corresponde al valor monetario de los recursos que utilizamos directamente para obtener los ingresos que percibimos.
Para mantener nuestro estatus de vida, según Germes, debemos requerir de ciertos servicios vitales, como la renta y el pago de la energía eléctrica, estos usos de nuestro dinero corresponden a los gastos que son todas aquellas obligaciones que necesitamos cubrir para poder mantener nuestro hogar sobre la base del día a día.
Errores que enferman finanzas
Dayana Antigua Santos, con especialidad en Contabilidad de Costos, nos presenta cinco errores que debemos de corregir:
1- Compras innecesarias
2- El financiamiento
3- Falta de ahorros o fondos de emergencia
4- No contar con asesoría adecuada
5- No tener un presupuesto Según Dayana, existen “factores que inciden en las malas decisiones financieras, entre ellos están el financiamiento, es bien sabido que los créditos en plástico son una buena herramienta, pero esto además que puede ser tu mejor amigo, se puede convertir en tu peor enemigo si no se conoce las mejores maneras de utilizarlos. Este es un error común y el detonante más usual en la mala administración de los recursos personales”.
La experta resalta los fondos de emergencia como muy necesarios para la economía personal. Por muy bien que se haya realizado un presupuesto, la sombra de los imprevistos acecha y es importante tener las formas de resolver en estos momentos.
Fórmula Ingresos - gastos
No todo está perdido. Para curar nuestra salud financiera Ginette Quezada, MBA en Dirección de Empresas con especialidad en negocios internacionales, con más de 8 años de experiencia, aconseja utilizar una fórmula que mejorará el estado del resultado personal. Su recomendación consiste en plasmar y detallar los ingresos y los gastos nuestros o de nuestras familias, para determinar el beneficio o pérdida que hemos obtenido en un período determinado.
Esta fórmula se aplica de la siguiente forma: se coloca el total de ingresos netos y le restamos cada uno de los gastos (agua, luz, internet, colegio…), en lo que incurrimos obteniendo como resultado la utilidad o pérdida del período.
Ingresos-gastos
Para Ginette, es importante determinar lo que representan cada uno de los gastos sobre el total de ingresos (dividiendo cada partida sobre el total de ingresos), con la finalidad de identificar cuáles gastos deben disminuir y, cuáles recursos debemos optimizar para poder tomar decisiones oportunas basadas en nuestro porcentaje de rentabilidad (ejemplo, potencial crediticio).
Con esta fórmula podremos saber cómo estamos manejando nuestros ingresos. En caso de que el resultado sea muy crítico, cita varios hábitos positivos, como realizar solo compras necesarias, aprender a decir NO a las compras de cosas que creemos que “necesitamos”. Aprender a identificar estas compras y mantener lejos las tentaciones, lo que no está en nuestra planificación, no es recomendable adquirirlo, y de aquí proviene el término “un gustazo, un trancazo”.