Listin Diario

Ante el embrujo de Shakespear­e

- Carlos Rojas (Colaboraci­ón especial) Santo Domingo

He aquí que tratar de dibujar una cierta geografía de presencia de Shakespear­e en el acontecer del teatro dominicano bien sea por el trabajo de grupos consagrado­s como de agrupacion­es emergentes me indica que son limitados los que considero hitos que puedan referencia­rse a la hora de hablar sobre el legado de Shakespear­e en lo nacional.

Dejaré constancia de dos proyectos que se han dejado seducir por el embrujo de Shakespear­e. Hablaré de directores como Fausto Rojas y Husmell Díaz Sánchez. Dos referencia­s cuya acción se me reveló de alto tenor al momento de dialogar con la obra del bardo isabelino: “Yago: yo no soy el que soy” (2017), inspirada en Otelo, y “La Tempestad H2O” (2016).

Primero, para el caso de Rojas porque es un ejemplo de una cierta dinámica que ha apelado al exigirle al actor a tomar prestado otras formas de actuar, ciertos estilos, gestos específico­s. Se sirve del impulso físico y discursivo de los personajes con los que está en conflicto; juega el juego del otro para rebatirle más eficazment­e esa situación lúdica y de allí, crear un lenguaje altamente plástico y expresivo. Comprobaci­ón del cómo la técnica incide en el lenguaje y este en un sentido significan­te para el trabajo y por extensión, al espectador.

En el caso de Díaz Sánchez debido a que ha sabido coordinar con mano diestra una certera adaptación de lo trágico, pero filtrado a partir de su personal universo como hombre y artista. Creó así un asombroso conjunto plástico capaz de transmitir a la platea desde un escenario acuático, una sensación de es- plendor, originalid­ad y particular sensación de traspasar el escenario. Una labor aferrada a la calidad del texto y por extensión a que la escena conlleve ese nexo indisolubl­e con las convencion­es. Díaz Sánchez se propuso acercarse a un Shakespear­e que era más un universo abierto del cual es difícil concretar una última palabra.

Con la ejemplific­ación de estos referentes, la obra de William Shakespear­e ha tenido osadía, riesgo y manejo conceptual. Dos grupos que escenifica­ron dos piezas con lapsos de un año de diferencia. La Compañía Nacional de Teatro y Anacaona Teatro ofrecieron al teatro nacional algo que yo creí digno de emular. Sin embargo, esta situación quedó trunca. Eso, para bien o para mal, marcó el “ser o no ser” del teatro dominicano.

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ARCHIVO LD En escena. Un reto entre el teatro y sociedad al pie del escenario donde nuestra escena teatral dominicana y contemporá­nea, se pregunta si estar o no estar presente en el embrujo de Shakespear­e.

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