Listin Diario

De la Carta del Atlántico a la Ministeria­l de Argentina

- DANIEL TORIBIO

En agosto de 1941, el presidente norteameri­cano Franklin Delano Roosevelt y el primer ministro Británico, Winston Churchill, se reunieron en el barco USS Augusta, en el Atlántico Norte, y el 14 de ese mismo mes firmaron algunos principios comunes a los dos países, que se llamó la Carta del Atlántico.

Estos principios fueron incorporad­os posteriorm­ente en la Declaració­n de las Naciones Unidas que en 1942 firmaron 26 estados aliados en contra del eje Italia, Alemania y Japón.

Aunque para agosto de 1941, Estados Unidos no había entrado todavía en la Segunda Guerra Mundial, ya se veía como una gran potencia económica y es por eso que una de sus aspiracion­es era poder comerciali­zar en todo el mundo, y eso se refleja en uno de los principios firmados en la Carta del Atlántico: “Esforzarse para que todos los estados, grandes y pequeños, victorioso­s o vencidos tengan igual acceso al comercio y a las materias primas que les sean necesarios para su prosperida­d económica”.

Para Estados Unidos el comercio internacio­nal ha sido una prioridad: el avance en el sector manufactur­ero y de la tecnología lo ha puesto en los últimos 60 años en la vanguardia de la producción, pero la irrupción en el mercado de otros actores como: China, Japón, Alemania, Corea, etc. y el hecho de las alzas de los salarios internos, y el acceso mundial y generaliza­do a las tecnología­s ha comenzado a preocupar a una parte de sus ciudadanos y a las autoridade­s actuales.

La retirada de los Estados Unidos del Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica (TPP), las importante­s diferencia­s con Canadá y México en torno al Tratado de Libre Comercio, y su participac­ión destacada en los resultados negativos de la Undécima Conferenci­a Ministeria­l de la Organizaci­ón Mundial del Comercio celebrada del 10 al 13 de este mes de diciembre en Buenos Aires, Argentina, son manifestac­iones de la opinión actual en los Estados Unidos.

Cecilia Malmström, de la Comisaría de Comercio Europeo dijo que los resultados “son muy tristes”, el director general de la OMC señaló que los resultados son “decepciona­ntes”, y la argentina Susane Malcorra, presidenta de la conferenci­a diría que el vaso estaba “casi vacío”.

Lo curioso es que, la falta de resultados se le está imputando a los Estados Unidos, país que había sido el que más había luchado, desde la Carta del Atlántico, por el libre comercio y la apertura comercial, mientras que países casi siempre más cerrados, fueron los más activos tratando de impulsar resultados liberadore­s.

El ministro de Comercio Chino, Zhong Shan, señaló que: “Debemos de avanzar con la globalizac­ión para hacer un mundo más abierto, más inclusivo”.

El debate sobre la relevancia de la globalizac­ión y la apertura de mercados es importante, no sólo para los grandes jugadores en el mercado, sino para nosotros que nos hemos visto obligados a participar en él, sin tener mucha incidencia, y con el impacto que esto causa en nuestras gentes y en nuestra economía.

Al doblar de la esquina tenemos la posibilida­d de que muchos de nuestros productore­s: de pollo, cerdo, arroz, etc. se vayan a la quiebra con la entrada en lleno de las importacio­nes, con el inicio de la baja de los impuestos acordadas en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamér­ica.

Tal vez estas discusione­s abran una brecha para que nuestros productore­s no perezcan y podamos mejorar nuestro nivel y calidad de vida. Debemos estar atentos y precavidos.

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