Un 2017 entre penas y alegrías
Unos escasos días le quedan a este 2017 que se llevó consigo a personas muy queridas y, que al mismo tiempo nos dio la dicha de ampliar la familia con la llegada de otros miembros, así como conocer la noticia de que hay otros que vienen en camino. Lágrimas y risas matizaron este año que todavía no sabemos qué más nos dará en estos cinco días que le quedan. Esperamos que sean de bendiciones, de transformaciones y de mucho aprendizaje. Sí, porque todavía en lo que resta todos podemos aprender algo nuevo que nos permita tener un mejor 2018. Y a propósito de que este ya se acerca quiero adelantarme al cañonazo y ver qué trae para mi familia y por supuesto, para la población dominicana. Para observarlo me transporté a mi ciudad fabulosa en este último recorrido correspondiente al 2017. Allí contacté que efectivamente tendremos la oportunidad de ver la vida con los ojos del optimismo. Que hasta en los momentos más sombríos podremos ver la mano de Dios. Que nuestra actitud será la garantía de ostentar una mejor aptitud ante lo que se nos presente. Que cambiaremos nuestro modo de someter al escarnio público a las personas que nos rodean y que en cambio haremos uso de críticas constructivas que redunden en un estado de consciencia más ligero. Me alegró saber que en el nuevo año podremos apostar a reforzar la unión familiar para que sea inquebrantable y dé al traste con unos planes realizables afianzados en el dicho: la unión hace al fuerza.
En aquella ciudad fabulosa donde ya recibieron los parabienes del 2018, fijamos metas que todos podemos concretar si trabajamos con ahínco, con interés en lograr lo pautado y sobre todo, con honestidad y responsabilidad. Vi cómo podemos tener un mejor estado de salud si llevamos una dieta equilibrada, nos ejercitamos y llevamos una vida con menos afán. Ya casi al regresar para compartir con ustedes todas estas vivencias, divisé los beneficios que surte el esperar el nuevo año con fe en que tendremos un mundo mejor, y una humanidad más sensible, solidaria y humilde. De vuelta a la realidad llegué confiada en que todo lo que vi será lo que comenzaremos a tener desde el primero de enero hasta que finalice el 2018 y que así seguiremos los años que Dios nos regale aquí en la tierra. Mientras, me resulta grato desearles a todos los dominicanos un feliz y próspero nuevo año, esperando que la equidad y la igualdad sean los aspectos más importantes a tomar en cuenta por las autoridades llamadas a proporcionar gran parte de nuestro bienestar. ¡Felicidades!