Buenas señales
Faltan pocos días para que termine un año intenso, de muchos retos y logros. Por este importante motivo vale la pena reflexionar en torno a nuestro devenir, como personas y ciudadanos comprometidos con el desarrollo de nuestro pueblo amado.
La llegada de un nuevo año es como una puerta que se cierra, frente a otra que se abre. Es un comienzo, y eso nos brinda innumerables oportunidades para repensar nuestras vidas individuales y colectivas.
Nuestro corazón late con más fuerza, porque esta fecha nos invita a revisar lo que hicimos y detenernos a pensar nuevos planes y en cómo mejorar lo pasado.
Y como casi ya todo está preparado para recibir un venturoso 2018, mi más ferviente anhelo es que lo hagamos con esperanzas inmensas de que se produzcan cambios reales en la vida de cada dominicano, para que podamos hablar de progreso y bienestar compartido.
En estos pocos días que faltan, preparémonos, reflexionemos y pasemos balance de este 2017. ¿Qué aprendimos? ¿Qué nos deja? ¿Qué debemos cambiar o fortalecer?
Es tiempo de cambiar, pero no de quedarnos sólo en palabras o simples deseos, aunque vengan acompañados de las mejores intenciones. Los planes sin trabajo oportuno y disciplinado para su cumplimiento no son más que enunciados sin posibilidades de resultados prácticos.
Hace falta mucho más, porque sin acción no hay cambio y para lograr las transformaciones deseadas es menester involucrarnos en los desafíos que nos exige el presente y nos depara el futuro. Abracémonos a la esperanza. Mejoremos nuestras formas de vida, día a día, con trabajo, esfuerzos y aportes productivos. De nosotros depende hacer posible estas señales que nos conminan a concretizar el sueño de año verdaderamente próspero para todas las familias dominicanas.
Son esas señales las que nos irán indicando que vamos por el camino correcto; que transitamos un rumbo adecuado para conseguir estos buenos propósitos. Estamos en el mejor momento para que hagamos de nuestra tierra un lugar capaz de revertir sus adversidades y convertirlas en elementos fundamentales para cristalizar el proyecto de nación que durante siglos hemos ideado.
Mirar un año que pasa para darle paso a otro no puede ser visto como un hecho ordinario, porque entonces estaríamos desperdiciando el tiempo que tenemos que aprovechar en la fecunda labor de construir un mundo habitable para las presentes y siguientes generaciones.
Que este nuevo año sea un año próspero para todas las familias y que el Señor nos ilumine y bendiga, hoy, mañana y siempre.