Un niño muerto
“Vos lo dijiste, nuestro amor fue desde siempre un niño muerto”. A la izquierda del roble. Mario Benedetti.
IDENTIDAD NO NACIONALIDAD. -
La JCE otorga una identidad, no otorga una nacionalidad. Pero a quien no quiere entender, no hay forma de explicarle. El último cuplé del debate nacional en torno a la JCE es la creación de un glosario alfabético de apellidos, seleccionados al azar para ser asignados de manera administrativa a los niños y adolescentes declarados en estado de abandono por un tribunal competente, en su registro de nacimiento y su cédula. Existen por lo menos 261 seres humanos en esta situación, y el Estado dominicano tiene la responsabilidad y la obligación de resolver el infortunio. Claro que debería bastar con decir que se trata de un drama humano, con acudir a la solidaridad espiritual, humana o religiosa; a la Biblia, al Corán o al Manifiesto Comunista, para que nos veamos comprometidos a resolver el entuerto, pero lamentablemente no es así, porque las ansias de hacer ruido mediático para posicionarse mediática y políticamente no tienen parangón, límites ni frontera. Tergiversa y miente que algo queda.
DE CORAZÓN UN LADRILLO. -
Pongámonos ahora en plan maldito, como si tuviéramos de corazón un ladrillo y de alma una invisible zanahoria. Ya me explico: El país dominicano, de manera voluntaria y soberana, es firmante, entre otros, del Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos y de la Convención sobre los Derechos del Niño, ambos de la ONU; de la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero, además, tiene un Código Civil y una Constitución que respetar y hacer cumplir. Por ejemplo, dice la magna en su artículo creo que 38: “El Estado se fundamenta en el respeto a la dignidad de la persona y se organiza para la protección real y efectiva de los derechos fundamentales que le son inherentes. La dignidad del ser humano es sagrada, innata e inviolable; su respeto y protección constituyen una responsabilidad esencial delos poderes públicos”. O sea, que el Estado dominicano tiene la RESPONSABILIDAD, el DERECHO y la OBLIGACIÓN “de promover las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad sea real y efectiva y adoptara medidas para prevenir y combatir la discriminación, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión”. ¡Toma ya!
UN ESTADO IRRESPONSABLE. -
El Estado dominicano ha sido increíblemente irresponsables a la hora de aplicar la Constitución y las leyes, (Migración, Laboral, por ejemplo), al punto de permitir que fundamentales sectores productivos del país dependan de una mano de obra indocumentada y sin ningún control, con la agravante de que, en su inmensa mayoría, esa mano de obra proviene de un país en bandolera, de un Estado fallido con mucha más arrabalización institucional que el nuestro, ¡y eso es decir! A pesar de la crisis migratoria que padece el país desde hace años, todavía no conoce uno el primer empleador de indocumentados condenado por los tribunales de la República, o la primera acción de efectos reales contra las mafias dominico/haitianas, civiles y militares que trafican con indocumentados y traen en tours de salud a las parturientas del vecino país, cual si fueran las dominicanas que, por lo menos con visado de paseo, van a parir a Estados Unidos por las mismas razones, pero esas son otras querellas.
POR NO TENER, NO TIENEN NI APELLIDO. –
El tema que tratamos es amplio y tiene muchas aristas, pero la razón de este bulevar ha sido solo una. Se trataba de salir en defensa de unos niños en situación “de extrema vulnerabilidad”; de evitar el morir civil de unos niños que un tribunal declaró abandonados y que, de tan pobres y de tanto NO tener, no tienen ni siquiera un apellido. Entonces, haga ruido mediático, expulse sus demonios en las redes, tome el tema migratorio como estandarte político, pero eso sí, haga un stop, “practique yoga y medite”, tómese un respiro, cuando se trate de la protección a un niño, tan pobre, que por no tener, ya dije, no tiene ni un apellido, ay, que “a esta hora, exactamente, hay un niño en la calle”, “hoy, rigurosamente hoy, ha nacido un nuevo muerto”, según sentencia del magistrado don Víctor Heredia y Andión.