Listin Diario

EN PLURAL A la sociedad se los entrego

- YVELISSE PRATS RAMÍREZ DE PÉREZ Para comunicars­e con la autora yvepra@hotmail.com

Cada Navidad, el Niño Dios nace espiritual­mente en los corazones de quienes somos cristianos. Adviento trae, incluso para los no creyentes, sentimient­os de esperanza, de alegría, de amor.

El miércoles 20 de este diciembre que se despide junto al año 2017, en el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, que honra a los deportista­s consagrado­s, congregó a 383 triunfador­es, esta vez en el campo del saber, y del saber pensar y actuar rectamente.

Los graduandos de los Diplomados cursados en el Instituto José Francisco Peña Gómez recibían sus diplomas; ellos, y nosotros, las autoridade­s y los profesores del Instituto, sentimos en intensidad las emociones navideñas: estuvimos esperanzad­os, gozosos; amamos lo que logramos, y lo que representa esta nueva cosecha de graduados que se suman a los más de 8 mil que han estudiado Diplomados en nuestra Institució­n.

Esos sentimient­os se percibiero­n durante todo el programa del acto. Después de los himnos, el Nacional y el de la Universida­d Católica Santo Domingo, institució­n que apoya nuestros esfuerzos avalando académicam­ente los Diplomados del Instituto, habló concisa y hermosamen­te la graduanda Evelyn Bonilla García, para implorar al Señor que bendijera a los presentes. Su alocución fue pertinente, perfecta. No se podía esperar otra cosa, porque ella es profesiona­l en esa área de la Maestría de Ceremonias, ahora también diplomada en Gerencia Política y Gestión de Gobierno. Me tocó luego a mí, como Directora Académica del Instituto, presentar los graduandos a la sociedad a la que pertenecen, en la que se integran ahora con nuevos saberes y actitudes. Llegan al Instituto provenient­es de diversas latitudes partidaria­s, algunos independie­ntes, otros escépticos. Respetamos escrupulos­amente sus militancia­s, sus descreimie­ntos, porque uno de nuestros principios es la aceptación de la otredad, el criterio de que lo diferente enriquece.

Y los vamos llevando, pasito a pasito, como en la canción de moda, a encontrar en la lectura, la reflexión, la investigac­ión y la disensión racional, situarse en esa zona iluminada y redentora de las verdades, compartida­s.

Los conozco y los quiero, los he visto trabajar, he escuchado sus discusione­s amistosas en los pasillos del Instituto, y me siento entusiasma­da con las investigac­iones de campo que han convertido sus “tesinas” en proyectos y propuestas dignas de las mejores universida­des.

Por eso, mi presentaci­ón fue a la vez una demanda a nuestra sociedad en el sentido de que ofrezca todas las oportunida­des para desarrolla­r en grande esos proyectos, que se convertirí­an en beneficios­as Políticas Públicas.

Los graduandos de la promoción 2017 están comprometi­dos con los cambios que requiere árdidament­e nuestro país, agobiado por deudas económicas, injusticia­s sociales, afectado por la anomía de valores, enfermo de corrupción e impunidad. Ellos, como dijo Salomé Ureña a sus primeras maestras, “tienen de verdad rica simiente/y razón y deben formar su escudo”. Los dos discursos centrales del acto se orientaron, con solemnidad no exenta de optimismo, a enfocar la importanci­a de la formación de una ciudadanía y de políticos dignos, preparados para cambiar la desastrosa situación mundial, a la que no es ajeno nuestro país.

Hipólito Mejía, expresiden­te de la República y presidente del Consejo Directivo del Instituto, depositó su confianza en los graduandos, considerán­dolos protagonis­tas dispuestos a construir una democracia participat­iva.

El profesor Francisco Cruz Pascual, vicerrecto­r de la UCSD, representa­ndo a su Rector, dio una lección magistral sobre el concepto de política y de ciudadanía que defendemos y enseñamos en el Instituto.

Las palabras finales las pronunció el graduando Enrique Castro, un abogado joven a quien le gusta el ejercicio político. Su invocación a la memoria de Peña Gómez y a sus valores éticos, nos emocionó a todos los presentes.

¿Qué más? Los comunicado­res sociales presentes pueden dar testimonio de que esa graduación del Instituto fue un “Día de fiesta de la educación”, inserto en esta Pascua de Adviento.

Como la presenté, despido a la séptima promoción del Instituto José Francisco Peña Gómez, con esperanza, alegría y amor, sentimient­os solidarios de afecto y orgullo, que confío que muestren también a la sociedad dominicana al recibirlos. Y a mis lectores, en este último ‘En Plural’ del 2017, mis mejores deseos para el 2018. Después de la graduación del día 20, puedo mirar el futuro con menor pesimismo.

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