Listin Diario

Ofrendar nuestro corazón

- Ezequiel Méndez Santo Domingo CRISTO SALVADOR: JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE: SANTA MARÍA DE LA RÁBIDA: SANTO CURA DE ARS: SAN IGNACIO DE LOYOLA: SAN VICENTE DE PAÚL: SANTIAGO APÓSTOL: SANTO TOMÁS DE AQUINO:

Recuerdo que de niño me encantaba pasar las Navidades con las personas con las que me sentía bien: amigos, familia cercana, personas que aparecían en el camino y todos aquellos personajes que formaron parte de mi niñez y de mi memoria más temprana. Sin darme cuenta algunas personas empezaron a faltar en esas fechas, algunas se marcharon lentamente porque se iban del lugar donde vivía y a otros se los llevaba el destino, no me percataba de ello hasta que mis actores principale­s empezaron a faltar, mi abuela madre no celebraba la Navidad, así que me fui acostumbra­ndo a su ausencia en esa fecha, pero mis hermanos sí, así poco a poco se fueron marchitand­o personas que la crueldad de la guerra de mi país se fue llevando. Luego, yo me fui también de mi país y así el recuerdo quedaba estático, nulo, sin nada que motivara ese deseo de celebrar esta fecha.

Formé mi propia familia y cuando mis hijos mayores eran pequeños siempre estuve con ellos, y la cosa se fue volviendo más paradójica cuando fui yo quien fue perdiendo a los míos, cuando se fueron del país, cuando la muerte tocó a la puerta de mi familia cuando entendí que mientras pude no hice lo suficiente por estar con ellos de alguna forma, cuando entendí que muchas veces evadí estar con ellos sin entender que aquella ocasión pudo ser la última y simplement­e me dejé llevar por otras personas que egoístamen­te les hacía caso ignorando que esas oportunida­des hoy simplement­e me duelen porque me fui con personas extrañas a celebrar en otros rumbos, en otros lugares alejado de los míos, de los que ahora ya no están y ya no puedo ir a verles ni a compartir una cena, una Navidad o cualquier otro momento de calidad, porque mientras pude… no quise, así de duro… y en este momento ya esa oportunida­d ya no está ni volverá.

Si crees que la volátil prepotenci­a de la juventud te ciega a valorar a los tuyos, porque otras personas tienen malas relaciones con los suyos y te infectan ese desamor, y les sigues los pasos, no cometas ese error. Si tu pareja o tus amigos te influencia­n a no valorar a los que aún tienes no les hagas caso, esas lindas personas llenas de errores y de una vida llena de desatinos siempre van a amarte mientras tu pareja un día puede estar y al otro no sabes, y a los amigos se los lleva el viento. Los seres que el rencor muchas veces te hace dejar a un lado son los seres que lucharon sus batallas aún cuando no tenías capacidad de comprender, y te dieron mucho quizás sin la comprensió­n necesaria, y cuando se marchan duele no haberles dado el lugar que se merecen por lo que te recomiendo por triste experienci­a ve a darles amor a manos llenas, demuéstral­es lo mucho que importan, que son lo más importante de tu vida… ¡mientras puedas!

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