LO QUE SE ESPERA PARA EL 2018
Estamos en los albores de un nuevo año y se corresponde echar una mirada retrospectiva al que finaliza. El 2017 fue un año en el que tuvimos que convivir con el mayor escándalo de corrupción en los últimos cincuenta años: el soborno multimillonario admitido por la constructora Odebrecht para hacerse con las obras públicas más importantes del país durante 13 años.
Ese escándalo se tornó “viral” tras el acuerdo logrado entre Odebrecht y la justicia de Estados Unidos, donde admitió que pagó sobornos a funcionarios públicos en 12 países, práctica corrupta con la que sacó de competencia a las corporaciones que iban a licitaciones de buena fe y respetando las reglas de juego. En América Latina hay avances tangibles en la investigación de los sobornos porque en Brasil cayeron los principales ejecutivos de Odebrecht y exfuncionarios, en Perú hay un expresidente preso junto a su esposa y las indagatorias continúan contra el actual mandatario y otros dos exjefes de Estado de ese país. En Ecuador ya está condenado el vicepresidente de la República y otros funcionarios de alto nivel, mientras que en Panamá anda también el proceso contra un expresidente actualmente preso en Estados Unidos, y en Colombia la investigación está abierta incluido el actual Presidente e importantes líderes políticos de ese país.
El caso Odebrecht no parece estarse investigando en Venezuela, y en República Dominicana hubo un “corre corre” en mayo pasado que llevó a la cárcel a una docena de dirigentes políticos que ocupan u ocuparon funciones legislativas y administrativas, pero todos están en libertad. Pese a que durante el año completo la sociedad estuvo haciendo demostraciones cívicas y pacíficas principalmente a través de la “Marcha Verde”, los resultados en los tribunales parecen lentos y generan poco entusiasmo en quienes esperan justicia. El último sacudón al tema lo dio el gobierno de Estados Unidos este mes al despojar de la visa a Ángel Rondón –pieza clave en el expediente- y de paso le impide hacer negocios con el sistema financiero de ese país. Si el año 2018 no se corona con un esclarecimiento diáfano del escándalo Odebrecht, la cultura de impunidad y tolerancia a la corrupción tendrá otros doce meses para reproducirse con vigor en el país, afectando la inversión sana y atrayendo el capital de las mafias y los carteles, aunque nadie los invite.