Controversia ha matizado el ejercicio de Trump
CON UNA PERSONALIDAD ARROLLADORA, EL MANDATARIO HA IDO CAMBIANDO LOS “AVANCES SOCIALES” ANTERIORES, PRESENTANDO UN CONSERVADURISMO MORAL Y PROTECCIONISMO
Desde el mismo instante en que Donald Trump, el millonario que derrotó a la demócrata Hillary Clinton en los comicios de noviembre de 2016, se juramentó como el presidente estadounidense número 45, la controversia, las disparidades, las imposiciones, la remoción de ejecutivos, etcétera, ha sido parte de la cotidianidad desde la Casa Blanca.
Internamente, revirtió las leyes que controlaban a los bancos para evitar la crisis económica en la que estuvo sumida la nación por el año 2008; decretó que los transexuales no podían trabajar en el ejército al igual que el cierre de la página en la que se promovía el movimiento LGTB; nada de matrimonio del mismo sexo. Lanzó el conflictivo veto para que ciudadanos de ciertos países, la mayoría de ellos islámicos, no tuviesen acceso a territorio norteamericano.
Los ataques permanentes contra la prensa forman parte del día a día y hasta popularizó la frase “fake news” (noticias falsas) para señalar cuando los medios publican hechos que él considera irreales. Su principal medio de comunicación es “Twitter”, a través del cual expresa sus puntos de vistas, desde temas políticos y quejas, hasta comentarios “light”. La credibilidad siempre está en dudas.
Ha impulsado las leyes contra el aborto; espera el fin del DACA, un programa que daría paso a cientos de personas indocumentadas que ingresaron a Estados Unidos cuando eran niños.
Pero su objetivo central, sino obsesión, ha sido la inmigración ilegal, aparte de los ataques permanentes contra México. Su meta final es construir un muro (o completarlo) que insiste en que los mexicanos pagarán, en la frontera mutua. Agréguese la repulsa contra los terroristas extremistas. Se jacta de “haber derrotado” al Ejército Islámico.
Decidió renegociar el NAFTA con México y Canadá, retiró su país de la UNESCO, de los Acuerdos de París y del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. Declaró que Jerusalén es la capital de Israel, lo cual ha causado un revuelo que se desconoce dónde terminará.
Ha resquebrajado las relaciones con la OTAN, mientras los vínculos con Rusia, luego de que los demócratas impusieran sanciones contra Moscú por permitir que “hackers” rusos influyeran en los comicios estadounidenses, han empeorado.
Sin embargo, no todo ha sido tan negativo. En materia económica ha logrado la creación de empleos, aunque en principio se le criticaba por sus exigencias públicas contra aquellas empresas, algunas de ellas automotrices, que habían emigrado hacia otros países, entre ellos México.
Redujo las regulaciones en alrededor de 90 por ciento y alcanzó recientemente una reforma fiscal que, aunque algunos analistas consideran será una pérdida de dinero para el Gobierno, otros estiman que será beneficiosa para que los inversionistas creen más puestos de trabajo. Wall Street está feliz y poco a poco va logrando el objetivo de “América primero”.